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Cancún, Q. Roo.- La plataforma MeToo, para denunciar casos de acoso , hostigamiento, abuso y violación sexual, comenzó a replicarse en Cancún, luego de que el movimiento conmocionara a México con las historias de mujeres que narraron pasajes de violencia sexual que involucraron a personajes del ámbito literario, periodístico, musical y fílmico del país.
El MeToo nació en 2006 en Estados Unidos, resurgió en octubre de 2017 y se extendió a México en ese mismo año. En 2018 y 2019 comenzaron a crearse cuentas en redes sociales para compartir las historias.
En aquella época se mencionaron apenas un par de casos ocurridos en Cancún , pese a que son muchas las historias en esta ciudad, compuesta por una sociedad altamente conservadora, que involucran lo mismo a periodistas, que a docentes y estudiantes en colegios prestigiosos; músicos, escritores, directores de planteles educativos, sacerdotes y políticos.
Una de esas historias fue la de Ana Lucía Salazar, una conductora de televisión que, a mitad del 2019, denunció públicamente que había sido víctima de violación sexual a los ocho años por el sacerdote Fernando Martínez Suárez, director de un importante colegio administrado por los Legionarios de Cristo, congregación que goza de poder, influencia y protección en Quintana Roo.
En diciembre pasado se publicó un informe titulado “Radiografía ocho décadas para erradicar el abuso”, el cual confirma que en la historia de dicha congregación se registraron al menos 175 casos de abuso sexual a menores de edad , de ellos, ocho se sitúan en Cancún, ciudad dependiente al 100% del Turismo y anclada a su “imagen”.
El 30 de noviembre, el testimonio público de Renata Lemus cimbró a la sociedad cancunense, al dar a conocer que a los ocho años fue violada por el músico Hiram Gómez, quien negó los hechos. El testimonio de la mujer fue reforzado por otras víctimas.
Otros casos que involucran a personajes importantes de la comunidad, que gozan de “buena fama” pública, se mantienen ocultos, pues las víctimas gestionan sus miedos y el temor a enfrentar a una sociedad que las culpe o que no les crea, temores que en su momento frenaron a Renata o a Ana Lucía, de acuerdo con sus propios testimonios.
Para visibilizar ese tipo de casos, desde hace cinco días surgió aquí, el MeTooCancún, que exhibe públicamente las historias de acoso, hostigamiento, abuso o violación sexual, con base en las denuncias que son compartidas por las víctimas, en forma anónima.
La cuenta en redes sociales ha encontrado respuesta rápidamente, lo mismo que reacciones a favor y en contra.
Su objetivo es “denunciar de forma anónima. Muchas veces no tenemos los recursos para poder llevar a cabo una denuncia penal, tal vez ya pasó mucho tiempo, te da miedo, etc y por eso queremos darte otro medio para que puedas alzar la voz. Si denuncias evitas que tu agresor pueda dañar a otras mujeres que no saben de la situación.
“Aquí no le vamos a pedir pruebas a nadie. Esta es una plataforma segura para contar las historias que no se han atrevido (sic) precisamente por los estigmas estúpidos como ‘necesitamos pruebas’, ‘él no es así’, ‘estabas borracha’, etc. Les creemos, las leemos, las abrazamos”, se lee en la plataforma que busca visibilizar acosadores y agresores, así como fomentar la cultura de la denuncia.
Entre las constantes que conforman el grueso de las denuncias hasta ahora expuestas, es que los agresores son jóvenes estudiantes, muchos de ellos de universidades privadas y miembros de familias de la llamada “cancuniqué”, término acuñado por la periodista, Mariana Orea para definir a la socialité cancunense.
Las víctimas, son jóvenes que coinciden en haber sido abusadas o violadas, aprovechando que estaban bajo los efectos del alcohol, ingerido de forma voluntaria o involuntaria. Algunas más fueron drogadas. También concuerdan en que sus agresores eran amigos o compañeros de colegio, en quienes confiaban.
“Creemos importante aclarar que si bien muchos testimonios no acaban en violación o violencia grave, sí evidencian patrones de comportamientos que también se catalogan como abusivos o violentos”, se aclara en la plataforma, que exhorta a reflexionar sobre el trato que se da a las mujeres o a otras mujeres.