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Ciudad Juárez.— Gerardo Soto caminaba por un parque en Salt Lake City, Utah, la ciudad en la que pasó los últimos 28 años de los 35 que tiene, de repente un oficial de policía lo llamó para revisar que el refresco de toronja que llevaba en la mano no tuviera alcohol y no tenía, pero el hombre fue deportado.
“El sueño americano se está convirtiendo en una pesadilla”, dice Gerardo, quien de repente se quedó sin la familia con la que había estado toda su vida, sin lo que entendía como su ciudad, sus calles, sus amigos y su trabajo. Confundido, el joven espera un momento en la Casa del Migrante en Ciudad Juárez para poder hablar por teléfono con su madre.
Caminaba con una amiga cuando lo llamaron para revisarlo. La diferencia entre ambos es que él nació en Taxco, Guerrero; aunque 80% del tiempo de su vida lo pasó en la Unión Americana, sólo importa que no tiene papeles, que es considerado una persona ilegal.
“No tienes los mismos derechos que una persona de allá, nunca. Vives con miedo, sin seguro, muchas veces sin trabajo”, explica el mexicano sobre el “sueño” que se va convirtiendo en pesadilla, luego en miedo y con la repatriación, en una cruel realidad.
Las deportaciones de mexicanos por Ciudad Juárez incrementaron 634% entre enero y mayo de este año. En enero fueron repatriadas 136 personas y para mayo 799, de acuerdo con datos brindados por la Dirección de Derechos Humanos del municipio.
Sin embargo, el número de deportaciones es mayor. Este registro incluye solamente a las personas que pasan por la dependencia municipal, pero hay quienes prefieren no registrarse en dicha instancia o pasan directo a la Casa del Migrante, dio a conocer el titular de la Dirección de Derechos Humanos municipal, Carlos Armando Chacón.
Quienes deciden pasar por esta instancia reciben ayuda para tener una identificación, así como el pasaje gratuito en autobús para trasladarse a cualquier punto de la República.
El número de mexicanos atendidos ha ido en aumento mes con mes, desde que inció este año. En enero fueron recibidas 136 personas; en febrero, 200; en marzo, 374; en abril, 508; en mayo, 799 y hasta el 20 de junio se tenían contados 607.
En total han sido atendidos 2 mil 624 mexicanos deportados de los Estados Unidos por El Paso, Texas, hacia Ciudad Juárez. De los que 2 mil 268 son hombres y 356 mujeres.
A Gerardo lo habían deportado en 2012, pero no tardó mucho en regresar a EU de manera ilegal. Ahora que lo repatriaron de nuevo le dijeron que si intentaba entrar otra vez al país fronterizo iría a la cárcel.
“No le encuentro sentido a que sólo por cruzar para buscar una vida mejor me vayan a meter a la cárcel como a un delincuente”, cuenta el joven, quien después de reflexionar mientras se encontraba en los centros de detención de EU, antes de ser expulsado a su país natal, está seguro de que no quiere volver.
Pero el panorama no parece sencillo. Gerardo nunca ha trabajado en México y el único familiar que tiene en Taxco es una hermana lejana.
Allá, en Utah, se quedan su padre, su madre, sus dos hijos, sus hermanos y sus sobrinos. También su trabajo, sus tardes para jugar billar y su parque, espacios en los que en realidad no es bienvenido y que se han vuelto hostiles para los inmigrantes sin documentos, pues, cuenta Gerardo, nunca había visto que detuvieran a alguien por ir caminando.
“Todo fue muy rápido, ¿cómo pasó?, si hace dos semanas estaba viviendo, trabajando, ganándome la vida, no lo entiendo. Y hacerme a la idea de que no voy a poder estar allá otra vez es difícil”, dice el mexicano, quien pisa su tierra y la siente como desconocida.