Xalapa.- La fuerza de los sonidos africanos, la ornamentación de la música barroca, la psicodelia que invade los oídos de las melodías de los años 60, se fundieron en un solo sonido que surge desde Veracruz.

La frescura y festividad del son jarocho y el fandango sirvió de base para una amalgama de sonidos y un estilo musical inconfundible: Son de Madera .

Un trío de son jarocho ha llevado la tradición, modernidad, profundidad, virtuosismo y fuerza a rincones tan disímbolos como Alemania, Francia, Marruecos, Taiwán, Austria, Estados Unidos, Canadá, Guatemala, Argentina y Honduras.

"Son de Madera suena a una música que tiene raíces en muchas partes", afirma Ramón Gutiérrez Hernández, el director pero también compositor y laudero de prestigio.

Desde aquel 1990, cuando se juntó la agrupación, ahora con los integrantes Ramón Gutiérrez Hernández, Andrés Vega Hernández "Tereso" y Oscar Terán Carbonero, jamás han dejado de producir y como muestra sus siete discos y sus intensas giras por el orbe.

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"Hemos escuchado a los viejos músicos, pero al mismo tiempo hemos aprendido de otros géneros, porque hemos estado viajando y viajando se aprende mucho", dice el fundador del grupo, desde su espacio personal, una vivienda del Patio Muñoz, una antigua -más no vieja- vecindad de la ciudad de Xalapa.

La guitarra de son, jarana, mandolina, violín, contrabajo y las percusiones, permitieron la unión de tres que crean una música tradicional con un sentido universal.

Con tragedias por la ausencia de compañeros, creando y recreando sones que se nutren de las raíces antiguas, han pasado por el Festival La Mar de Músicas de la ciudad de Cartagena, España; el Festival des Andalousies Atlantiques en Essaouria, Marruecos.

Y con los diversos elementos que se entrelazan en el fandango, se han presentado en la Gira por Colombia con el Banco de la República; Vancouver Folk Music Festival 2018; por el Blues and Roots Festival Salmon Arm 2018; Grandes Festivales CDMX 2019 y hasta por el World Music Festival Taiwán 2019.

Son de Madera, la evolución del Son Jarocho
Son de Madera, la evolución del Son Jarocho

"Somos gente que venimos de la música tradicional, pero tenemos una visión y una forma de hacer música que es universal y moderna y es parte de los movimientos tan importantes como el rock, blues, jazz, tango, como la música árabe", afirma Ramón, quien coordina al trío nominado en tres categorías en la novena edición de las Indepent Music Awards como mejor álbum latino, mejor canción latina y mejor cover.

En la blanca Mérida, Yucatán, Oscar Terán Carbonero, uno de los contrabajistas más versátiles, asegura que Son de Madera es escuela y familia, y siempre una bocanada de aire fresco.

"La mejor aportación ha sido la reinvención, una reinvención de la tradición, gente ligada a los viejos soneros como Don Andrés, Don Arcadio. Es como el siguiente ladrillo generacional donde descansa el son jarocho", describe el artista a cargo del contrabajo, violoncelo y coros.

El egresado de la licenciatura en música por la Universidad Veracruzana, afirma que la agrupación suena a honestidad, historia, sentimientos y a las cosas comunes de la vida de donde de gesta esa música.

Desde la comunidad de Boca de San Miguel, en el bello Tlacotalpan, Veracruz, Andrés Vega Hernández, mejor conocido como José "Tereso", aporta las enseñanzas de cuatro generaciones de una de las familias más reconocidas de tradición fandanguera: Los Vega.

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"Suena a familia, tocamos con pasión grande, amor, cariño y haciendo lo que nos gusta", expresa desde las cercanías del Río Papaloapan, conocido antiguamente como el río de las mariposas.

Considerado uno de los mejores cantadores y jaraneros del son jarocho, Tereso dice que la mayor satisfacción es permitir que los jóvenes aprendan la música en lugar de dedicarse a cosas indebidas.

"Hemos caminado muchos caminos y estado en muchos festivales, hemos avanzado en el camino de la música", dice el hombre que aprendió a acariciar el contrabajo y el violoncelo desde los 12 años de la mano de su padre.

El músico tradicional aporta su posibilidad de improvisar y su sensibilidad dentro de la tradición, tan afectivo -que dice- cada vez que sube a un escenario las lágrimas brotan de su alma.

afcl

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