Tijuana.— “Agradezco a la fiscalía y a este juzgador que abonaron a mi teoría de que estefavorece a los hombres, por eso no denunciamos”, subrayó Alina Mariel Narciso Tehuaxtle al juez y a los agentes del Ministerio Público, tras escuchar la sentencia que la condena a 45 años en prisión y al pago de casi medio millón de pesos por asesinar a su expareja en defensa propia.

“Su señoría comprendo y es evidente que el abogar este asunto con perspectiva de género sólo fue de dientes para afuera”, agregó.

El martes pasado, un juez de Control sentenció a la exoficial de la Policía de Tijuana a pasar casi medio siglo en la cárcel donde se encuentra recluida desde el 12 de diciembre de 2019, tras llamar al número de emergencias y reportar que había disparado a su pareja, Luis Rodrigo “N”, también policía de la misma corporación donde fue supervisor.

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Pasaron casi tres años para que pudiera celebrarse la primera audiencia de juicio oral, que inició el 19 de septiembre pasado y terminó con su sentencia el pasado 4 de octubre a la que tuvo acceso EL UNIVERSAL.

Aunque la Fiscalía General del Estado (FGE) pidió la pena máxima de 60 años en contra de la joven exoficial por el delito de homicidio calificado con ventaja y la reparación del daño por una suma de 428 mil pesos, el juez decidió que fueran 45 años y el pago por la misma suma.

Durante las audiencias, la defensa pidió al juez tomar en consideración la vulnerabilidad de Alina al tratarse de una víctima de violencia, además de tomar en cuenta los parámetros presentados por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) para observar y juzgar con perspectiva de género, al asegurar que se trató de una acción en legítima defensa.

En el desahogo de pruebas se reveló que la oficial estaba desarmada y que el arma utilizada para disparar era de Luis Rodrigo, ya que era su arma de cargo, de acuerdo con un documento firmado por la entonces directora de Asuntos Jurídicos en la Secretaría de Seguridad, María Elena Tablada.

Como parte de los testimonios, dos peritos médicos —uno del penal La Mesa, en Tijuana, y otro de la Fiscalía General del Estado (FGE)— certificaron las lesiones que presentaba Alina al ser detenida: frente hinchada, sangre seca en labios, moretones en brazos, un cachete, un seno y tórax, además de marcas en el cuello, de acuerdo con uno de los doctores legistas, similares a las de un estrangulamiento

Aun con la información presentada por ambos médicos, un agente Estatal de Investigación (AEI) llamado por la fiscalía aseguró que no tenía ninguna lesión, pese a que durante su participación fueron exhibidas copias en blanco y negro de las fotografías que tomó a la oficial, en las que se reflejaban algunas de las heridas.

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También fueron presentadas imágenes captadas por peritos en las que se observaban botes de cerveza y cocaína, que luego fueron relacionadas con otra evidencia que correspondía a una prueba toxicológica aplicada al oficial fallecido, en la que resultó positivo a cocaína y alcohol al momento en el que le dispararon.

Se presentó un testimonio de un oficial de la corporación municipal, quien testificó que había sido amenazado por el policía debido a su amistad con Alina, además de haber escuchado en diferentes ocasiones las agresiones de las que ella fue víctima por parte de su pareja.

Durante las audiencias, una terapeuta fue presentada como testimonio y ésta testificó que apenas unos meses antes del asesinato, Alina la había buscado para iniciar un proceso terapéutico debido a la violencia que sufría de parte de su pareja.

Socorro Tehuaxtle, madre de Alina, testificó que un 22 de octubre su hija le llamó para pedirle ayuda para sacar las cosas de la casa donde vivía con Luis Rodrigo, ese día pidieron apoyo de la corporación para custodiarlas, pero quien llegó fue la pareja de la joven porque le habían filtrado la información.

Al momento de dar su testimonio, la señora fue interrumpida por el agente del Ministerio Público para cuestionar por qué no habían denunciado.

El día que Alina Narciso fue sentenciada a 45 años, Juan Pérez fue condenado a 42 años —tres menos que la joven expolicía— por privar de la libertad tres días en los que torturó, abusó sexualmente y asesinó a Marbella Valdez, una estudiante de 20 años cuyo cuerpo fue hallado maniatado en un lote baldío.

Al finalizar la lectura de su sentencia Alina tomó la palabra, “aquí, dentro de prisión, he podido ver lo injusto que es el sistema, porque mientras las mujeres deben cumplir hasta el último día de su sentencia los hombre pueden negociar reducciones”.

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