Culiacán, Sin. a 9 de Julio /Una crisis forense se registra en el estado con más de dos mil 300 cuerpos, restos y osamentas de personas que no han sido identificadas que se encuentran en fosas comunes, en el conservación en el Servicio Médico Forense y en las morgues de casas funerarias privadas.
El colectivo de búsqueda “Sabuesos Guerreras”, ventiló uno de esos casos, al lograr que después de cuatro años de conservar el cuerpo del joven Alberto de Jesús Verdugo Rivera, le practicará un estudio de genética forense y logrará su identificación oficial y lo entregará a sus familiares para su sepultura.
La fundadora del colectivo, María Isabel Cruz Bernal, citó que en este caso, la madre del joven desaparecido el 25 de mayo del 2020, en forma insistente, planteó a la Fiscalía General del Estado que cotejara su ADN, con los cuerpos que se fueron acumulando, durante los últimos cuatro años, pero su petición no fue atendida.
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Subrayó que lo que se conoce, es que el cuerpo de Verdugo Rivera, fue ingresado al Servicio Médico Forense el día 2 de octubre del 2020, sin que sus muestras genéticas, fueran cotejadas con las familias que tienen familiares desaparecidos, durante casi cuatro años, hasta que hubo una mayor presión.
La activista de búsqueda externó que en las celebraciones de las mesas de trabajo con las autoridades judiciales para conocer los avances de las denuncias de desapariciones, una de las peticiones mas sentidas, es el cotejo de los resultados de los ADN, con los cuerpos que se tienen como no identificados, sin que se tenga respuesta a estas solicitudes.
Cruz Bernal observó que adoptaron un nuevo método de búsqueda de sus seres queridos a través de los expedientes, pero han encontrado errores y omisiones en las carpetas de investigación mezcladas y archivos que pertenecen a otras entidades federativas.
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Hizo notar que en forma reciente, se les notificó que en recién construido Centro de Resguardo Temporal e Identificación Humana que tuvo un costo de 75 millones de pesos, solo servirá para extraer a los cuerpos sus restos genéticos para cotejarlos con el ADN de las familias que reclaman a personas desaparecidas.
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