Peribán.— Familiares de víctimas de desaparición, secuestros y homicidios en el llamado Corredor de la Muerte de Michoacán, colindante con el estado de Jalisco, no han encontrado respuesta de las autoridades.
Por el contrario, denunciaron que los cuerpos policiales de muchos municipios están coludidos con el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
Las familias afectadas apuestan a orar por sus seres queridos, a los bloqueos carreteros para que los volteen a ver y a la petición reiterada al estado y la Federación, para que frenen la ola de violencia que se vive en esa zona de la entidad.
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El caso más reciente es el de tres jóvenes, originarios de la localidad de Gildardo Magaña, mejor conocida como Los Ángeles, del municipio de Peribán.
Se trata de Ricardo Ayala, César Ulises Zamudio y Alberto Estrada Mora, este último integrante del 14 Batallón de la Defensa Rural, parte de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
El pasado 1 de diciembre, salieron a recoger una camioneta al municipio de Vista Hermosa y no han regresado.
EL UNIVERSAL dio a conocer un audio en el que Alberto Estrada Mora alerta a sus familiares de que lo seguía una camioneta.
Aída Teresa, su hermana, contó que después de ese mensaje de voz recibieron otros de texto en los que Alberto y sus dos amigos les decían que estaban bien.
Pero cuenta que esos mensajes no pudieron haber sido escritos por su hermano, ya que Alberto no sabe escribir bien.
“Yo sé que mi hermano no lo hubiera escrito así, nosotros sabemos cómo escribe mi hermano; él más bien es puros audios”, explica Aída Teresa.
Platica que su hermano es conocido como Yogui y todo mundo lo conoce, porque es una persona muy alegre y donde se para hace un amigo.
Además de ser integrante (voluntario) del 14 Batallón de Caballería de la Defensa Rural, adscrita a la Secretaría de la Defensa Nacional, Alberto tiene múltiples empleos: un taller mecánico en su casa, trabaja en las huertas de aguacate y arándano como jornalero y es cargador y canalero en los campos rurales.
Su hermana dice que desde la desaparición de Alberto siente mucha desesperación e impotencia por no saber nada y que las autoridades no hagan su trabajo.
“Más que nada el ver a mis papás. Están muy conscientes y esperan que estén con vida”
“En las noches cuando nos vamos a dormir, tengo la esperanza de que él va a llegar. Siempre, tenemos un portón aquí afuera y siempre, como él es el que llega siempre más tarde, digo no voy a cerrar porque va a llegar Alberto, pero pues no”, describe.
Revela que incluso, personal de la Guardia Nacional y la fiscalía de Michoacán los condicionaron para iniciar la búsqueda a cambio de que terminaran sus protestas bloqueando la carretera.
Dice que accedieron y liberaron las vialidades; sin embargo, no han tenido respuestas.
Teresa suelta el llanto y expone: “Estamos en espera a ver qué es lo que pasa. Esperemos en Dios y estén bien. Ojalá que a las personas que los tienen se les ablande el corazón y vean todas las personas que están sufriendo”.
Señala que Ulises, uno de los jóvenes que desapareció junto con su hermano, tiene un bebé de sólo un año de edad.
Aída asegura que hay hartazgo ciudadano ante el terror que se vive en esa y otras regiones de la entidad, en la que se ha estigmatizado a los michoacanos.
Cifras criminales
De enero a octubre de este año, en Michoacán se han iniciado 288 carpetas de investigación por el delito de desaparición cometida por particulares.
En el caso de los 13 municipios que conforman el Corredor de la Muerte —Cotija, Jiquilpan, Sahuayo, Marcos Castellanos, Villamar, Venustiano Carranza, Briseñas, Pajacuarán, Vista Hermosa, Chavinda, Tangamandapio, Jacona y Zamora— la desaparición es el delito que más ha impactado a la población, pero no el único.
En la fosa clandestina de Los Negritos —la más grande de todo el estado—, ubicada en el vértice que hacen los municipios de Vista Hermosa, Villamar, Tangamandapio, Sahuayo y Jiquilpan, han desenterrado 28 cuerpos.
Esa franja ha sido llamada así por el alto número de homicidios, desapariciones, secuestros, masacres y ataques a fuerzas municipales, estatales y federales.