Tapachula. — En pequeñas caravanas y por caminos de extravío, unos tres mil migrantes avanzan casi a diario caminando, en transporte público y vehículos de traficantes de personas, de Ciudad Hidalgo a la ciudad de Tapachula, sin que el Instituto Nacional de Migración (INM) ni la Guardia Nacional (GN) los detenga.

Mientras que a la orilla del río Suchiate, que divide a México con Guatemala, más de 300 migrantes, en su mayoría procedentes de Venezuela y Haití acampan a la intemperie y casas de lona en espera de que autobuses del INM los traslade a Tuxtla Gutiérrez para que puedan acceder a un permiso que les posibilite por tres días continuar su andar hacia Estados Unidos.

Durante un recorrido por la orilla del afluente se pudo observar a familias con varios menores lactando, quienes se resguardan del ardiente sol bajo los árboles y duermen sobre cartones. Algunos se protegen en casas de campañas, pero cuando llueve las mujeres se quejan de que el lugar se inunda, provocando que muchos se enfermen de tos, fiebre y males gastrointestinales.

Sin embargo, en la zona también se encuentran merodeando traficantes de personas, quienes aprovechan que la frontera está abierta para transportar por caminos de extravío a cientos de migrantes, principalmente de Cuba, con la promesa de llevarlos a un lugar seguro.

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