Cancún.— Pese a los llamados de la autoridad para prevenir el contagio de Covid-19, turistas nacionales y extranjeros se han desbordado en playas de Cancún sin cubrebocas, sin sana distancia y, en muchos casos, consumiendo grandes cantidades de alcohol.
En el frenesí de la fiesta, aderezada con grupos de banda que compiten con la música electrónica de los clubes de playa privados, hay hombres abrazados, familias enteras sin cubrebocas y jóvenes con cartones de cerveza en mano, que ilustran lo que, en otro momento, no pasaría más allá de una pintoresca escena, pero con el virus en circulación, constituye un riesgo.
En México no hay restricciones de ningún tipo para recibir a turistas extranjeros. Ninguno tiene que presentar una prueba que demuestre que no porta el virus que el año pasado desplomó la actividad turística.
Las operaciones programadas para ayer en el aeropuerto internacional alcanzaban un total de 479, de las cuales 241 eran vuelos de llegada y 238 de salida. Además, del total, 148 eran arribos internacionales.
La ocupación hotelera en Cancún, el principal destino receptor de turistas internacionales junto con la Riviera Maya, rebasa 65% en sus más de 35 mil cuartos operando con más de 57 mil visitantes del país y del extranjero, según la Asociación de Hoteles de Cancún.
Aquí, la resistencia a cumplir las reglas y aprovechar la ausencia y el desorden son palpables, como pasa en cada metro cuadrado de playa Gaviota Azul o playa del Forum, como se le conoce entre la población.
Al final del pasillo que da acceso a la plancha de arenas blancas, el recibimiento es con un mini beach club repleto de bebidas alcohólicas a la venta.
El acceso está parcialmente bloqueado por un camastro arrumbado a un costado. La gente entra y sale con o sin cubrebocas, sobria o ebria.
A escasos metros se observa la torre del salvavidas, bloqueada por músicos de banda y, en línea recta rumbo al mar, colocados de forma paralela a la costa la cantidad suficiente de camastros y sombrillas para entorpecerle el paso en caso de haber una emergencia.
A un costado izquierdo, la música del club de playa del Mandala, con el volumen a tope, es lo menos grave. Su personal comenzó a colocar una serie de postes de madera unidos por un cordón para limitar “su playa”.
A partir del 21 de octubre de 2020 entró en vigor un decreto para garantizar el libre acceso y tránsito en las playas, a través de la Ley General de Bienes Nacionales, que establece que el ingreso a las playas marítimas y la zona marítimo terrestre contigua a ellas no podrá ser inhibido, restringido, obstaculizado ni condicionado.
La gente no puede transitar por esa playa, pero en el resto se despliegan camastros y sombrillas con personas tiradas al sol, mientras elementos de la Guardia Nacional rondan a pie para verificar la seguridad de todos.
La actitud se repite fuera de las playas. En Punta Cancún, centro de la zona turística de la ciudad, la gente no cuidaba las medidas sanitarias.