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Sin amparo, Dalia y Cala se dieron el sí

La primera boda igualitaria que no recurre a Corte; por la intolerancia, prefieren reservar su identidad

Dalia y Cala afirman que para tener certeza jurídica de su enlace matrimonial sólo necesitaron presentar su documentación ante el Registro Civil. IRMA MEJÍA. EL UNIVERSAL
25/02/2019 |03:55Irma Mejía / Corresponsal |
Irma Mejía
Corrresponsal en ZacatecasVer perfil

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Zacatecas.— ¡Sí se pudo!, exclamaron al unísono Dalia y Cala, mientras levantaban su ramo de rosas blancas y con la otra mano sostenían una bandera de arcoíris, como triunfo de la diversidad sexual tras plasmar sus huellas en el acta matrimonial expedida por el Registro Civil del municipio de Zacatecas.

Entre porras y vítores de sus invitados y con la argolla matrimonial que a partir de este fin de semana cada una de ellas porta, la pareja de mujeres festejó convertirse en el primer matrimonio igualitario que no tuvo que recurrir al amparo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) en el estado, debido a que recientemente el ayuntamiento capitalino determinó no poner ninguna traba jurídica para que las personas del mismo sexo puedan casarse.

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José Manuel Rodríguez, secretario del ayuntamiento, fue el encargado de legalizar el matrimonio y durante la ceremonia explicó el bagaje jurídico que adoptó para garantizar los derechos humanos y hacer valer los criterios jurisprudenciales de la SCJN que han invalidado los códigos civiles de las entidades federativas.

Además de los familiares, a la ceremonia acudieron Paz Barrón, presidenta de la Comunidad LGBTTIQ en Zacatecas; Cruz Cárdenas, activista del movimiento ¡Sí, acepto! y actual funcionario municipal; así como Rodolfo y Francisco, quienes lograron el primer matrimonio igualitario hace tres años en Zacatecas por medio de un amparo.

Ellos afirmaron que afortunadamente ahora “la pareja de Dalia y Cala ya no tuvo que sufrir 10 meses de humillaciones como a ellos les pasó”, pues aseguran que ellos enfrentaron negativas del proceso jurídico.

La historia. Desde que eran universitarias iniciaron con una amistad y después nació el amor que las llevó a iniciar una relación.

Hace cinco años decidieron vivir juntas, pero apenas hace tres años, Dalia le dio un anillo de compromiso a Cala para pedirle matrimonio. En ese tiempo indagaron qué entidades estaban autorizadas las uniones igualitarias, pero al ver que pasaban los años mejor decidieron casarse en Zacatecas e iniciar el trámite para recurrir al amparo, como ya lo habían hechos otras parejas homosexuales.

Ellas tenían claro que se tardarían varios meses en concluir todo el proceso jurídico, así se los habían advertido sus amigos de la comunidad LGBTTTIQ, debido a que en Zacatecas no se ha reformado el Código Familiar local.

Para acelerar el paso, hace 15 días acudieron al Registro Civil de la capital para manifestar su intención de casarse; estaban preparadas para re cibir la negativa. Lo que no se imaginaban era que coincidiera con el anuncio del alcalde de Zacatecas (Morena), Ulises Mejía, de que a partir del 14 de febrero se autorizaban los matrimonios igualitarios.

Dalia y Cala relatan que para ellas fue una grata sorpresa y el municipio les informó que su boda era procedente, sólo debían llevar su documentación.

Así que en más de una semana se dieron a la tarea de invitar a sus familias y amigos más cercanos para que los acompañaran a su boda, que se efectuó en una pequeña palapa alejada del bullicio y de las zonas concurridas, ya que no querían llamar la atención de los reflectores y sobre todo deseaban proteger su identidad.

La pareja aclara que no esconde sus preferencias sexuales en ningún momento, pero prefiere no revelar sus nombres reales para gozar de tranquilidad y evitar recibir ataques, ya que considera que en la sociedad zacatecana aún hay intolerancia. Dalia y Cala admiten que la determinación del ayuntamiento es avanzar un paso, pero señalan que todo este pequeño avance ha implicado “dolor y sangre” para la comunidad de la diversidad sexual.

“El objetivo de casarse por la vía civil no sólo es por capricho, sino porque somos personas que se aman, que también tenemos planes y proyectos de vida juntas, pero todo requiere de una certeza jurídica”, afirma Dalia, quien lamenta que cuando la ley no les reconoce sus derechos como pareja, alguna de las partes podría quedar en el desamparo.

Sobre los detractores de los matrimonios entre personas del mismo sexo, ellas reviran: “Amor es amor. Nosotros aceptamos lo que somos, y así somos felices. A la gente le pedimos que también sean felices, que vivan y dejen vivir”, coincide el nuevo matrimonio antes de irse a festejar con familiares y amigos.

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