Ciudad Juárez.— A escasos metros del muro fronterizo, en la colonia Puerto Anapra en Ciudad Juárez, está el Esperanza para Todos, donde las carencias y las ganas de cruzar a Estados Unidos se juntan entre las más de 200 personas que ahí habitan.

En los últimos días en la frontera de Ciudad Juárez y El Paso, Texas, se han rebasado los 40 grados; sin embargo, dentro del lugar el calor se siente con más fuerza, debido a que no hay agua potable.

Por los pasillos del albergue, el cual tiene un año de haberse formado, se observa a los migrantes de diversas nacionalidades: haitianos, mexicanos y centroamericanos buscando cualquier forma de refrescarse, ya sea con ventiladores, abanicos hechos por ellos o con la poca agua que se almacena en tres tinacos con los que cuenta el sitio.

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Luisa es originaria de Haití y junto con su hijo y esposo están a la espera de cruzar a Estados Unidos. Aunque viene de un país con un clima tropical, asegura que el calor que hace en Ciudad Juárez no se compara con el de su lugar de origen.

“Es mucho el calor aquí. Allá en Haití hay árboles, ríos, mucha agua. Te da calor y te metes al río, aquí no hay nada de eso, te tienes que aguantar”, expresa.

En su camino desde Haití pasó también por Mexicali, donde asegura que el clima es aún más cálido que el de Juárez.

“En Juárez tenemos 22 días, vengo con mi hijo y mi esposo. Queremos cruzar a Estados Unidos, tengo ya dos años intentándolo y no hemos podido. Aquí nos tratan bien, pero no hay agua y hace mucho calor”, añade Luisa.

Esa misma expresión la hacen los demás habitantes del albergue, quienes optan por meter en botes de agua a sus hijos para refrescarlos un poco.

Grissel Ramírez, directora de Esperanza para Todos, contó que hasta el jueves en el albergue habitaban entre 180 a 200 migrantes de países como Haití, Guatemala, El Salvador, Honduras, así como mexicanos de Guerrero, Michoacán, Oaxaca, Guanajuato, entre otros estados.

La mayoría de ellos son familias que traen a bebés y niños, quienes también se ven afectados por las altas temperaturas y las carencias que llegan a haber dentro de los albergues migrantes en Ciudad Juárez.

En el lugar que dirige Grissel el mayor problema es la carencia del agua, ya que en la zona de Anapra y Lomas de Poleo siempre ha existido la escasez del recurso en temporada de calor.

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“Nos la cortan en cierto horario, a veces ya a las 10 y 11 de la mañana ya no hay agua, entonces para los migrantes es batallar porque no nos damos abasto, tenemos solamente tres Rotoplas de tamaño chico, pero aun así no nos damos abasto para la cantidad de personas que tenemos”, asegura.

Al estar en una de las colonias más rezagadas de la frontera, las temperaturas son aún más fuertes, por lo cual con recursos propios lograron adquirir algunos minisplit para instalarlos dentro de las habitaciones; sin embargo, aún hay algunas donde no se ha logrado comprar.

“Las personas mejor se salen [de las habitaciones] porque los aires se tienen que apagar un rato en el día, porque es desgastante para los climas, pero la gente sale a buscar sombra fuera del albergue, porque hay demasiado calor y la falta de agua lo agranda más”.

Crea sitio para ayudar

El lugar fue abierto hace aproximadamente un año, cuando Grissel y su familia buscaron formarlo por la necesidad que existe en Ciudad Juárez de darle un hogar a las personas migrantes que no tienen un lugar para quedarse mientras esperan o solucionan su situación migratoria.

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