Zacatecas.— Los 16 asesinatos de policías que han ocurrido en lo que va del año generan un alto nivel de estrés y temor no sólo en los oficiales de diversas corporaciones, sino en sus familias que les han suplicado, en muchos casos, que renuncien, al considerar que “ahorita es muy riesgoso ser policía en Zacatecas”.
A la par, hay agentes que admiten que viven “un tiempo muy difícil”, pero aseguran que esta es su vocación y seguirán dando la batalla.
De acuerdo con la organización Causa en Común, en lo que va del año han sido asesinados al menos 88 policías en el país. Los cinco estados con más casos son: Zacatecas (16), Guanajuato (10), Veracruz (ocho), Michoacán (siete) y Sonora (seis).
Los constantes ataques armados en Zacatecas contra policías, al realizar sus labores de vigilancia o en sus días de descanso, han reforzado la fe en muchos de los efectivos, que al entrar y al salir de su turno, se encomiendan a Dios, a las vírgenes, santos o ángeles, como forma de recurrir a una protección divina.
Incluso, algunos que no son católicos, como Enoc Roberto Cruz Uco, subdirector de la Policía Municipal de Fresnillo, comenta que un compañero le regaló una figura de San Miguel Arcángel, misma que decidió colocar en la espalda de su chaleco antibalas y al iniciar su jornada laboral siempre hace una plegaria a Dios.
El jefe policiaco explica que en la entrada de la corporación de Fresnillo hay un altar con la imagen de la Virgen de Guadalupe y el rostro de un Cristo. Ahí, cada que hay relevo de turno, prácticamente todos los policías llegan y se persignan: “Los entiendo porque no sabemos qué nos puede pasar. Sabemos a lo que estamos expuestos y estamos conscientes que podemos perder la vida”.
“Mi familia sufre porque soy policía”
El elemento estatal, a quien llamaremos Who, menciona que desde hace dos años que se enlistó en dicha corporación, su esposa y sus padres no ven con agrado su decisión, debido a la violencia que existe en la entidad, pero el agente dice que lo hace por cuestiones económicas y al considerar que era una buena oportunidad de probar su vocación policial.
Señala que al principio creía que todo mejoraría, pero le ha sorprendido ver este año a muchos compañeros caídos, lo que ha detonado la incertidumbre, el miedo y un alto estrés, al considerar que “ahora también somos parte de las víctimas del crimen organizado”.
Admite que esta situación ha provocado que muchos de sus compañeros sufran de insomnio, delirio de persecución o pesadillas y les surge la pregunta: “¿Ahora quién sigue?”.
Relata que en una ocasión a su grupo le tocó vigilar una de las unidades regionales de seguridad durante la noche; a uno de ellos lo venció el cansancio y se quedó dormido. De pronto, en medio del silencio y la oscuridad, se asustaron al escucharlo rezando y muy agitado: “No sabíamos si despertarlo o no, pero obviamente se veía que estaba soñando con algo muy tormentoso. Eso no es descansar, es no tener tranquilidad ni al dormir”. Además, admite que diariamente se encomiendan a Dios y a San Judas Tadeo.
La situación ha llevado a que nuevamente su familia le pida que renuncie a su trabajo: “Eso me preocupa, veo que la familia sufre, se estresa y es cuando me pregunto, ¿vale la pena seguir siendo policía?”.
Jefe policiaco firme
En contraparte, Enoc Cruz Uco, de 41 años, y con una experiencia de 14 años de carrera policial en diversas corporaciones federales, quien también estuvo en las filas del Ejército Mexicano, menciona que hace más de un año llegó a la Policía Estatal de Zacatecas, pero de inmediato lo comisionaron como subdirector de la Policía Municipal de Fresnillo, localidad considerada como foco rojo.
Asegura que quizá por su trayectoria y su vocación ya no tiene temor de ser policía, pese a que actualmente se vive un momento crítico de inseguridad, no sólo en Fresnillo, dice, sino en muchas entidades del país.
Está convencido de que seguirá dentro de las corporaciones policiales, tras considerar que esa etapa de miedo ya la vivió cuando inició su carrera.
Menciona que a lo largo de su vida ha visto compañeros caídos y ahora que han tenido policías asesinados en Fresnillo, ha visto caer la moral entre los compañeros en algunos días: “Es válido, es una forma de vivir un duelo porque en la policía somos una familia, pero lo tenemos que superar”, así que como líder policial debe dar fuerzas a los elementos para seguir adelante.
Reconoce que aunque son pocas las deserciones, tiene conocimiento de que en la mayoría de casos las familias han influido.
Cruz Uco tiene muy claro que no claudicará como policía y seguirá ejerciendo su profesión, porque asegura que también ha tenido grandes motivaciones al tener proximidad con la ciudadanía, algo que, afirma, no sentía cuando fue militar.
“Cuando uno da resultados se siente útil. Ayudar al ciudadano, liberar víctimas y evitar delitos, eso me recompensa”.