Durante octubre, los campos de la comunidad Rancho del Padre, en la zona metropolitana de Veracruz, se pintan de violeta con la cosecha de la flor de terciopelo, uno de los símbolos más importantes de la mayor fiesta del pueblo mexicano: el Día de Muertos o Todos Santos.
En la idiosincrasia mexicana el color de la flor de terciopelo o moco de pavo representa la Sangre de Cristo, así como su triunfo en la Resurrección.
Las flores que adornan los altares dan la bienvenida a los difuntos; las blancas evocan al cielo, las amarillas a la tierra y las moradas al luto.
Ésta crece en climas cálidos y necesita una gran cantidad de agua.
La tierra, dice Salvador, se prepara desde julio para cultivar esta flor.