Yucuná.— Todavía no son las tres de las tarde. Pese a los aún intensos rayos del sol, Carlos Hernández tiene que caminar 20 minutos desde su parcela, donde trata de mantener árboles de Sembrando Vida, hasta llegar cerca del pueblo, donde consigue el agua para regarlos. Por las condiciones de clima y vegetación en Yucuná, cada vez que viaja por el líquido tiene que pasar una bajada y luego una subida; por ello, confiesa, se le dificulta mantenerse en este programa federal.
Lee también: Grupos criminales matan a cuatro policías
“Muchas plantas que fueron traídas al principio, como limón, aguacate y demás frutales necesitaban mucha agua y acá no hay. Varias personas se dieron de baja, otros se mantienen, pero apenas cumplen con los requisitos porque como se dará cuenta, no hay agua”, explica Carlos a EL UNIVERSAL.
Las condiciones de vida en Santos Reyes Yucuná no han cambiado mucho desde 2019, como lo presumen los gobiernos estatal y federal, cuando el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) lo calificó como el municipio más pobre del país.
Los empleos que se generaron con la construcción de un camino artesanal, por ejemplo, ya no existen, así que la migración sigue siendo el sustento de la mayoría de las familias de la zona.
Todo se complica, relatan los lugareños, porque aún no cuentan con agua, pese a los recursos y las promesas.
Sin presa, enfrentan la sequía
“Imagínese, apenas estamos a principios de año y varios vecinos ya vendieron sus animales antes de que fallezcan, porque no hay agua ni pasto”, dice Wenceslao Hernández, exsíndico municipal, quien asegura que los pobladores emigran a otros estados a trabajar y quienes se quedan sobreviven con la poca cosecha.
Los pobladores de Yucuná siempre han tenido claro que su principal necesidad es una represa de agua porque aquí la tierra no es fértil.
Cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador visitó el municipio, la construcción de una presa parecía más cercana, pues fue considerada como una de las obras primordiales para la comunidad. La obra sería posible gracias a los más de 12.8 millones de pesos que el Mandatario entregó a las autoridades municipales, como resultado de la subasta de autos de lujo incautados al crimen organizado en 2019.
Pero el sueño se vino abajo cuando el entonces presidente municipal, Alberto Martínez, y su Cabildo priorizaron otros trabajos sin consultar con la población.
El gasto del recurso no se transparentó. “En vez de eso repartieron tinacos e iniciaron la construcción de un bachillerato que hasta el momento está incompleto. No se comprobaron esos recursos”, explica Wences- lao Hernández Amado, síndico entre 2020 y 2022.
La construcción de esa presa, que mantendría accesible el agua en temporada de sequía, no sólo era la esperanza para una mejor calidad de vida, también era clave para la sobrevivencia de centenares de plantas donadas como parte del programa federal Sembrando Vida, las mismas que ahora se están secando.
Las autoridades que concluyeron su gestión en diciembre pasado aclaran que los 12.8 millones que el municipio recibió en 2019 para la obra de la presa no les tocó administrarlos.
Afirman que durante su trienio intentaron gestionar nuevos recursos ante las dependencias, pero fueron tiempos de pandemia y no hubo respuesta.
Pese a que del gobierno federal llegaron becas, recursos para adultos mayores y el programa Sembrando Vida, no se concretó el plan de trabajo para lograr que el municipio reduzca la pobreza y el rezago social.
Lee también: Por riesgo de fuga, gobernador de Oaxaca pedirá que agresor de María Elena Ríos siga en prisión preventiva
Tierra infértil
“Uno quisiera tener un patrimonio para los hijos, aunque sea dejarles algo, pero sin agua no se puede hacer nada. Quisiera que nos apoyaran con la presa porque hay otros pueblos que sí la tienen. Nosotros también quisiéramos sembrar, pero no se puede hacer por la necesidad de agua”, dice Carlos Hernández.
El programa Sembrando Vida exige a cada campesino beneficiario de Yucuná que mantenga hasta 2 mil árboles, labor que se torna imposible. Hasta 2021, sumaban 80 familias dentro del padrón del programa federal, pero muchas de ellas han desertado.
Carlos Hernández señala una colina a unos dos kilómetros de distancia: “Hay algunos lugares como esa loma, pues, ¿en dónde vas agarrar el agua si no hay? Hubo mientras estuvo lloviendo, pero ya no. En ese entonces, las personas acarreaban desde ese río, la subían. Imagínese cuánto se tardaban con cubetas”.
De acuerdo con el gobierno federal, Sembrando Vida busca “incrementar la productividad de zonas rurales” y “reducir la vulnerabilidad en la que viven los campesinos”. Para 2022 abarcaba 91 mil 102.5 hectáreas de tierras en Oaxaca y tenía 36 mil 441 beneficiados en 253 municipios.
El programa pretende atender la pobreza rural y degradación ambiental mediante el rescate del campo, la reactivación de la economía local y regeneración del tejido social en las comunidades.
Sin embargo, esto parece imposible en Yucuná. “El problema que tenemos es que nos dicen que plantemos muchos árboles, pero por la escasez de agua hemos optado por las plantas como cactus, maguey, nopales, pitayas, pero aun así muchos se han secado”, explica Carlos.
“Si las plantas se secan, nos dicen que hay que volver a sembrar para cubrir de arbolitos las áreas que fueron registradas, pero, ¿cómo?, si se vuelve a sembrar, va a ser lo mismo porque se volverán a secar”, exponen otros vecinos inscritos en el programa.
Carlos Hernández cuenta que en el último recorrido que hizo por su parcela, decenas de árboles ya estaban secos. Sus primos también le entraron a Sembrando Vida, pero ellos tienen su terreno aún más lejos, por lo que el acceso al agua es imposible y por tanto, allá las afectaciones son aún mayores.
“Los beneficiarios hacen una cooperación para cambiar los árboles, pero los rechazan [los supervisores del programa] porque dicen que deben de sembrar los que dan, que para eso es el recurso, pero se ocupa mucha agua.
“Si no hay agua, hay que comprar pipas, pero no se pueden trasladar a terrenos donde no hay camino, como aquel cerro”, explican los lugareños.
Pese a que según el Coneval Oaxaca logró disminuir la pobreza y pobreza extrema entre 2018 y 2020, además de colocarla como una de las tres entidades con mayor incremento en el ingreso de los hogares en este periodo, con 7.1%, Santos Reyes Yucuná no refleja estas cifras.
Wenceslao Hernández tiene la esperanza de que tanto el nuevo gobierno municipal como la administración de Salomón Jara (Morena) retomen la construcción de la presa que beneficiaría a mil 400 personas.
También solicitan levantar un puente que se cayó hace años, pues quedan incomunicados en tiempos de lluvia. “En pláticas con el Presidente quedamos que se haría el puente y la represa, pero con la pandemia se perdió la comunicación con las dependencias y ahí quedó, nomás como una ilusión”.
Suscríbete aquí para recibir directo en tu correo nuestras newsletters sobre noticias del día, opinión y muchas opciones más.