Seis años después, en medio de una búsqueda incansable, María de Lourdes Rosales Calva finalmente logró encontrar el cuerpo de su hijo, privado de la libertad en julio del 2013 en el puerto de Veracruz.

Los restos de Jonathan Celma Rosales fueron hallados en la mega fosa clandestina Colinas de Santa Fe del puerto de Veracruz, considerado "el cementerio clandestino más grande Latinoamérica".

Debido a estudios forenses, se determinó que Jonathan se encontraba entre los 298 cráneos y 2 mil 900 restos óseos encontrados en las 135 áreas de la mega fosa clandestina.

"Gracias a todos los que esperaban a Jonattan y siempre estuvo en su mente y oraciones… hoy sabemos que podemos despedirnos de él, darle el descanso que merece", escribió en su cuenta de Facebook uno de sus familiares.

La mega fosa clandestina de Colinas de Santa Fe fue localizada por madres integrantes del Colectivo Solecito, y el mes pasado se cerraron los trabajos de búsqueda en el predio.

La madre del joven se encuentra en los trámites legales ante la Fiscalía General del Estado para recuperar los restos de su hijo y poder darle sepultura.

"Darle un adiós con un hasta siempre estarás en nuestro corazón… no hay palabras para describir lo que sentimos de este desenlace, estamos tristes pero con consuelo de poder decirle... hasta pronto. Te amamos y jamás te olvidamos ni te olvidaremos, jamás te dejamos solo. Siempre te extrañaré!", agregó el familiar de la víctima.

Fue en julio de 2013 cuando la señora María de Lourdes se quedó sin aire al escuchar del otro lado del auricular a un hombre que le notificaba que su hijo había sido secuestrado, junto con su novia.

“Fue horrible, se me fue hasta el aire”, recordó en el 2015, cuando contó su historia para el que realizó EL UNIVERSAL de manera conjunta el diario colombiano El Tiempo, que los hizo acreedores al premio Ortega y Gasset 2016.

Uno de sus tres hijos había sido secuestrado el 29 de julio del 2013 en su vivienda del puerto de Veracruz y entonces empezaría un tormento.

Cuatro sujetos entraron por la fuerza a la casa del joven de 25 años

que laboraba en una agencia de tramitación aduanal, comunes en el puerto de Veracruz.

De inmediato acudió con elementos de la Secretaría de Marina-Armada de México que realizan tareas policiacas en la zona turística de Veracruz-Boca del Río, donde fue desanimada por completo. “Los marinos me dijeron que era autosecuestro o que se había ido con la novia y que había que esperar 72 horas”, relató.

A las pocas horas, la voz en el teléfono le exigió medio millón de pesos de rescate “y ya no seguí denunciando. Me fui a mi casa a recibir llamadas”. Aceptó todas las condiciones de los delincuentes, pero antes de la entrega del dinero, le pidieron 50 mil pesos para que pudiera hablar con su hijo.

“Quedamos en el acuerdo de los 500 y después me dijeron de 50 mil para que me lo pasaran cinco minutos”, dijo, y añadió que aún mantenía vivo ese recuerdo, porque, aseguró, está segura que habló con Jonathan. “Yo creo que sí era él”, expresó.

Después de eso, como si se tratara de una despedida, jamás volvieron a entablar comunicación los plagiarios. Fue entonces cuando el valor y la fuerza de madre surgió en su máxima expresión. Presentó denuncias ante la Procuraduría de Justicia del Estado, la entonces Procuraduría General de la República y acudió ante órganos como Amnistía Internacional.

“El amor de madre y Dios me da ese valor y esta fortaleza para seguir adelante”, explicó dos años después de tocar puertas de instancias oficiales y medios de comunicación para colocar la imagen de su hijo y que alguien pudiera darle informes del paradero.

Una mujer que se unió a los colectivos de familiares de desaparecidos y participó en cualquier tipo de búsqueda en fosas clandestinas.

"Ya sabe que encontré a mi hijo", escribe desde WhatsApp.

afcl

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