Niltepec.— RE y JCC,  de 31 y 36 años, ambos nativos de San Pedro Sula, Honduras, solicitaron a la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) que les conceda solicitud de refugio, pero ante la falta de respuesta decidieron integrarse a la caravana y aún en la espera del beneficio, uno de ellos fue detenido por el Instituto Nacional de Migración (INM) y expulsado a su país el pasado 3 de octubre.

RE, quien pidió no ser identificado porque es amenazado por la pandilla Barrio 18, comentó que inició su trámite el 12 de septiembre y le pidieron que esperara 45 días para completar el proceso, pero el 3 de octubre fue detenido por el INM, en una calle de Tapachula y deportado a su país el 4 de octubre; tres días después estaba de regreso a México.

Supo que en San Pedro Sula, Honduras, se organizaba la caravana del migrante y entonces decidió integrarse a la caminata en Tapachula porque de seguir en la ciudad fronteriza el INM podía deportarlo de nuevo, con el riesgo de que los pandilleros los asesinen.

El hombre de oficio pintor contó que esperar la respuesta de la Comar, “es desesperante”, todo porque en Tapachula no hay suficiente empleo y “el poco dinero que uno gana no alcanza para nada”.

JCC, de 36 años, también de San Pedro Sula, pidió asilo al gobierno mexicano a través de la Comar, pero ante la falta de respuesta se integró en la caravana el pasado lunes 22, cuando los más de 7 mil centroamericanos salieron de Tapachula hacia Huixtla.

El hondureño dice que salió de su hogar porque los pandilleros le tomaron un predio y lo extorsionaban constantemente lo que le provocó una sicosis, pues cuando caminaba por San Pedro Sula sentía que alguien lo perseguía. “Tuve temor de que no me den el asilo y por eso me integré a la caravana”, aseguró el soldador que tiene el propósito de llegar a EU.

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