Cancún.- Desde el verano de 2019 un pequeño centro de hospedaje en Holbox , municipio de Lázaro Cárdenas, se ha convertido, literalmente, en "la bacinica" de un hotel de mayor volumen, cuyas aguas negras desbordan hacia la calle y hacia el propio inmueble, muchas veces sin control y sin que los dueños o las autoridades actúen para resolver el problema.

La historia es narrada a EL UNIVERSAL por Erika Groesch , una mujer que hace una década compró un terreno en la isla y construyó su casa ahí, que en aquella época estaba lejos de ser uno de los destinos turísticos de mayor atracción en Quintana Roo, pues apenas era una promesa con alto potencial.

Pasado un tiempo decidió poner en renta su inmueble para hospedar a las y los turistas que llegan a Holbox, como lo han hecho otras y otros pobladores. El hotel “Casa Sirenas” se sumó así a la modalidad hotelera que suma más de 200 centros de hospedaje, entre hoteles, hostales, cuarterias y renta digital como airbnb que, se presume, operan ahí, porque no existe un padrón oficial que precise la cifra.

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Su pequeño hotel de siete habitaciones operó satisfactoriamente, colocándose en el gusto de turistas nacionales y extranjeros.

La noticia sobre la construcción de un centro de hospedaje con mayor número de cuartos, en un edificio de tres niveles, le preocupó, pero entendió que aquella nueva competencia iba dirigida a un segmento de mercado diferente.

El verdadero problema llegó durante verano de 2019, con las primeras lluvias. Aquel hotel, inaugurado en diciembre de 2018, se convirtió en una pesadilla que, a decir de Groesch, afecta su propiedad, pero también es un foco de contaminación hídrica, que podría escalar y constituir un riesgo para la salud pública.

Se desbordan aguas residuales de hotel a hotel en Holbox
Se desbordan aguas residuales de hotel a hotel en Holbox

"Mucha gente sabe que el drenaje y los servicios en general son un problema en Holbox y que cuando llueve las calles son imposibles. Pero aquí hay otra situación.

"Este hotel, el Mystique Blue , está frente a nosotros y sus aguas negras se rebosan. Para que ellos resuelvan el manejo de sus aguas residuales, tienen bombas que son muy potentes y esa potencia arroja el agua hacia la calle, hasta llegar a nosotros, de tal manera que nos han vuelto la bacinica de su hotel.

“Además de los daños a mi propiedad, puede provocar una afectación severa a la salud pública, de los huéspedes, del personal y de la gente que vive aquí. Hay apeste, el agua crea bacterias, hay mucho mosquito y eso constituye un riesgo a la salud, del que no se quieren hacer responsables", expresó.

Groesch envió escritos a diferentes autoridades, locales y estatales, sin respuesta. Que dejara de llover tampoco fue un consuelo, porque el rebosamiento de aguas negras continuó.

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Fue hasta noviembre que la Comisión de Agua Potable y Alcantarillado (CAPA) del estado intervino, pero tampoco brindó soluciones. La dependencia concluyó que el hotel Mystique Blue debía hacer una serie de readecuaciones en su drenaje, para que el agua saliera con menor fuerza, lo cual sigue sin suceder.

“En noviembre otra vez nuestra propiedad estaba inundada con heces fecales de ese hotel. Tuvimos que poner hasta tabiques. Las alcantarillas están a medio metro de mi toma de agua potable y nos preocupa mucho que se contamine con sus aguas negras”, reprochó.

También presentó denuncias ante la delegación de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), que carente de personal y de delegado, está más ausente que nunca en la entidad; acudió a la Comisión Federal de Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), a la Procuraduría de Protección al Ambiente de Quintana Roo (PPA), a la Secretaría de Salud (SESA), al ayuntamiento de Lázaro Cárdenas y hasta a la Fiscalía General del estado.

Se desbordan aguas residuales de hotel a hotel en Holbox
Se desbordan aguas residuales de hotel a hotel en Holbox

“La Cofepris fue a hacer una inspección durante el día, pero como todo ocurre en la noche, cuando el personal drena y expulsa sus aguas negras a escondidas, nos dijeron que no vieron nada y pues no podían actuar.

“Profepa, creo que no tiene ni delegado; con la PPA, que tampoco le entran porque según no les compete… todos se desentienden y a mí me está afectando mucho la situación, porque no hay ninguna autoridad en Holbox que ponga orden. Se pagan impuestos y no hay servicios”, expresó.

Las quejas de las y los huéspedes de su pequeño hotel no se han hecho esperar. La inversión para impedir el deterioro de su propiedad, que comenzó a cubrirse de lama como resultado del contacto con las aguas negras que se anegan, comienza a ser incosteable, además del gasto en tiempo para clamar por el auxilio de las autoridades, encontrando sólo omisiones y silencio.

Para Erika, Holbox es “una isla sin autoridad”, que ha pagado caro su éxito. Es también un ejemplo del crecimiento urbano desordenado, ausente de planeación, que se desborda lo mismo que las aguas residuales, sin control.

Hace un par de años, los problemas de drenaje sanitario provocaron una crisis en la isla, que lleva poco tiempo de insertarse en la escena mundial del turismo y ya enfrenta desafíos urbanos y ambientales, que incluyen un deficiente manejo de sus residuos sólidos, propios de un destino añejo.

A partir de esa crisis, se creó un comité interinstitucional que conjuga a varias autoridades, para actuar en sus diferentes órdenes de competencia y se realizaron diversas acciones y programas, que siguen siendo insuficientes.

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afcl

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