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Reynosa.— Ciudadanos cubanos han llegado a esta ciudad con 2 mil y hasta 4 mil dólares, lo que les permite hospedarse en hoteles de cuatro estrellas y transitar como turistas, gracias al permiso de 180 días que les otorga el gobierno mexicano.

Sin embargo, otros deciden ahorrar ese dinero y quedarse en casas para migrantes, hecho que ha detonado un problema de saturación. Para muestra, la Casa Senda de Vida actualmente atiende a 800 migrantes, cuando tiene capacidad para 200.

En ambos casos buscan llegar a Estados Unidos para obtener una visa humanitaria o asilo político.

Adrián Bernal salió de Cuba hace un mes con su esposa y sus hijas, la mayor de seis años y la menor de dos. Cuenta que decidió hospedar a su familia en un hotel y que les ha prohibido salir siquiera al pasillo.

“Ellas son rubias y de ojos azules, seguro si las ven en la calle las van a desconocer. Por su seguridad no les permito salir, yo me muevo en la ciudad, les llevo alimento y lo que se necesite, pero el que sale soy yo para que ellas no corran riesgo. Vine a este albergue para que nos ayuden a llegar a Estados Unidos, pero no están recibiendo a nadie más”, relata.

Comenta que la recepción de migrantes en Estados Unidos por la frontera de Reynosa es lenta, contrario a lo que se vive en El Paso.

“En El Paso hay como 3 mil migrantes, tengo conocidos que están ahí y me dicen que pasan diariamente entre 50 y 80 personas; por aquí, el sábado [pasado] recibieron a 10, regresaron a dos. Es una situación que nos desespera, pero no podemos hacer otra cosa porque si cruzamos de manera ilegal perdemos todos nuestros derechos a recibir asilo”.

Adrián afirma que si no consigue cruzar a Estados Unidos, comprará un boleto de avión a Belice, donde solicitará otro permiso por 180 días.

Caso contrario es el de Aarón Laguna, quien a pesar de contar con recursos económicos, prefirió guardar su dinero y pedir asistencia en la Casa Senda de Vida.

“No somos turistas, lo sabemos, pero es lo que hacemos, viajamos por México porque tenemos los recursos y cuando se nos terminan, pedimos a nuestra familia en Estados Unidos que nos envíe más, en tanto no se resuelva nuestra situación”, afirma.

Se le cuestiona sobre la posibilidad de que su estancia en este albergue impida que migrantes sin recursos reciban asistencia: “Eso lo sabemos, pero no tenemos otro lugar a dónde ir, no queremos gastar lo que tenemos porque, por ejemplo en mi caso, dentro de dos semanas se vence mi permiso y tendré que ir a otra ciudad a tramitarlo. En lo que eso pasa, estaré aquí”.

Piden ayuda. Héctor Silva, director de la Casa Senda de Vida, informó que requieren el apoyo de los tres niveles de gobierno, puesto que no cuentan con alimento, ropa o atención médica para asistir a 800 personas.

“Muchos quieren irse, desplazarse a otro lugar. Me comuniqué con las autoridades de Migración, el delegado me pide esperar para saber en cuál de los puentes del país los pueden recibir y llevarlos de manera segura”.

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