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El recale masivo de sargazo y su descomposición en las playas del Caribe Mexicano, “no es un tema ‘fifí’, para afectar a un gobierno”, aseguró el oceanólogo, Joel González Chiña, quien indicó que la atención del problema -que calificó como “muy grave”- no implica sólo el despliegue de barcos y sargaceras para recoger las macroalgas en el mar, como hará la Secretaría de Marina (SEMAR).
Egresado de la Universidad Autónoma de Baja California, el oceanólogo en biología marina, con especialidad en Acuacultura y Pesquería, es integrante del Consejo Técnico Asesor (CTA) de Quintana Roo, que integra a diferentes científicos y académicos de alto nivel, para elaborar diagnósticos y recomendaciones para la atención del fenómeno.
“Este es un problema real, es grave y muy grande, no son historias que se estén inventando; es un problema real que no surgió para afectar a un gobierno”, subrayó, en respuesta a la postura personal del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, que afirmó en Tulum y en Cancún que el arribo de sargazo no es un problema “gravísimo”, que es un asunto “menor” y que se ha “magnificado” para cuestionar a su gobierno.
González Chiña explicó, en entrevista con EL UNIVERSAL, que si bien las explicaciones económicas y turísticas, son en sí mismas, ya muy graves, la parte que más debería preocupar es la ambiental, pues afecta a todo el ecosistema costero.
Aclaró que el problema no es el sargazo, sino su llegada masiva y su descomposición en la costa, lo cual daña la playa, los pastos marinos, el agua del mar y los arrecifes.
“Hay que entender que el sargazo no es el enemigo. El problema es que está llegando en grandes cantidades y que éstas se acumulan en la orilla de las playas y rebasan la capacidad para recogerlo.
“El problema es la descomposición de estas macroalgas, que generan olores fétidos, que producen ácido sulfhídrico y que éste mata a los pastos marinos, que tienen diversos servicios ambientales, como el fijar la arena, lo que entonces implica que la playa se erosione; también son alimento de las tortugas. Tenemos agua acidificada, de color marrón o café, que afecta la calidad el ambiente de los corales, que necesitan luz y aguas claras y limpias para vivir. Es una cadena de impactos”, ahondó.
Recordó que desde el 2015, cuando surgió la primer crisis por el arribo inédito de sargazo pelágico, se recomendó recogerlo en el mar, antes de que llegase a las playas.
La estrategia actual sigue esa línea; sin embargo, remarcó que no basta cosechar las macroalgas pardas sin una metodología, ya que dentro del mar, el sargazo es un organismo vivo, un ecosistema marino que sirve de refugio y alimento para diversas variedades de peces y organismos marinos.
“La recomendación ha sido que a bordo de barcos y sargaceras vayan biólogos y especialistas para identificar, llevar una bitácora, documentar y que se establezcan lineamientos para la recolección del sargazo. También se requiere de mayores estudios y de investigación científica; no es tan fácil, ni sólo llegar y recolectar el sargazo y ya”, expresó.
El también asesor en las mesas técnicas sobre el tema, montadas en Tulum y Puerto Morelos, señaló que el sargazo es una respuesta natural del mar, a todos los contaminantes que recibe y al aumento de nutrientes. “Las algas limpian esos nutrientes, los absorben, pero son ya tantos…”, agregó.
Por separado, Susana Enríquez, investigadora del Instituto de Ciencias y Limnología del Mar de la UNAM, Unidad Puerto Morelos, explicó que el problema es de índole regional.
De entrada, explicó que el florecimiento de sargazo en volúmenes gigantes, tiene una única explicación:
“Hay un enriquecimiento anormal de nutrientes en el mar, porque la cantidad de fósforo y nitrógeno que tienes en forma de sargazo, no se podría explicar, sino hubiera habido ese fósforo y nitrógeno en el agua.
“Entonces todos los achaques que le atribuyen al cambio climático, no es tal. Un florecimiento de algas no lo puedes generar con el cambio climático, puedes acelerar su producción, pero el florecimiento de algas solo viene del incremento de nutrientes en el mar. Ese es el ABC de Oceanografía”, manifestó.
El sargazo -explicó- es un alga “oportunista”, que se llama pelágica porque crece flotando en el mar.
“Es una bestia parda muy interesante, que sin nutrientes, no se acumula esa cantidad de biomasa, porque tiene una capacidad de reciclarse muy fuerte”, describió, para luego indicar que si bien se especula que su origen están en África, el sargazo se está alimentando de las cuencas de ríos como el Orinoco o del Amazonas.
“Ha sido una fiesta para esta alga. Tienes unas cuencas con una caudal inmenso, que llevan desgraciadamente una gestión, un manejo ambiental malísimo, es decir, tienes un montón de deforestación, tienes un cambio del uso del suelo, utilización de agroquímicos, haciendo lo que hacen los países para industrializarse y tienes un montón de nutrientes que acaban en el mar. Claro que el problema es grave, es regional”, dijo.