Xalapa.— Frente al malecón de Veracruz se encuentra la fortaleza de San Juan de Ulúa, monumento histórico emblemático y punto obligado de visita en este puerto, por toda la historia que sus paredes de piedra múcara (piedra porosa formada de coral) albergan.
La construcción de la fortaleza fue planeada por los españoles al mando de Hernán Cortés el 22 de abril de 1519. Fue construido al estilo traza italiana, con piedra múcara, misma que hace muy complicado sus restauraciones por la gran cantidad de humedad que guarda este material, así como ladrillos traídos desde la madre patria, aún marcados con la numeración de la corona.
Gracias a su ubicación, los españoles la consideraron el mejor lugar para resguardar oro y cacao, que en ese entonces era la moneda de cambio, de piratas y peligros naturales, al estar rodeada del sistema arrecifal que funde como barrera.
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Al consumarse la independencia en 1821, fue transformado en prisión para políticos y por algunos días, sede del gobierno Ejecutivo federal en 1915 por Venustiano Carranza.
En el lugar estuvieron presos Benito Juárez, Fray Servando Teresa de Mier y los dos más famosos en el popular veracruzano, Jesús Arriaga, mejor conocido como “Chucho el Roto” y la “Mulata de Córdoba”.
Cuenta la leyenda que “La Mulata de Córdoba”, era una mujer de una belleza sin igual, que se dedicaba a curar enfermedades con remedios caseros y hierbas, por lo que comenzó el rumor de que tenía pacto con el diablo. Todos los hombres caían a sus pies, uno de ellos don Martín de Ocaña, quien en ese entonces era alcalde de Córdoba, después de haber sido rechazado por la mujer, la acusó de brujería como acto de venganza.
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Esto llego a oídos de la inquisición quienes iniciaron juicio contra ella, condenándole a la muerte, encerrándola en San Juan de Ulúa hasta su día de ejecución.
Un día antes de eso, se vino una fuerte tormenta, ella pidió a un guardia que le consiguiera un pedazo de carbón, con el que dibujó una barca en las paredes de su prisión; al acercarse el vigilante ella le preguntó, si le faltaba algo al dibujo, el contesto que estaba perfecto, que solo le faltaban navegar. “Si tu voluntad es que navegue, así será”, respondió ella, subiéndose a la embarcación y desapareciendo en el horizonte.
Así como esta leyenda, muchas historias más albergan las paredes de este emblemático fuerte.
Hoy, el público en general puede recorrer y adentrarse en la historia del lugar recorriendo celdas, pasillos, calabozos y patios, entre otros espacios.