Mantener los procesos biológicos del maguey, así como su biodiversidad ante la sobreexplotación de la planta es el fin del programa Bat friendly, que busca crear bancos alimenticios para los murciélagos, fomentar la migración y preservar a estos polinizadores del agave.
El crecimiento vertiginoso de la producción de mezcal industrial también ha extendido sus efectos nocivos en el medio ambiente, como el uso desmedido de agua y carbón o el caso de comunidades que han desmontado sus cultivos tradicionales, como la milpa, para sembrar exclusivamente maguey, provocando la erosión de la tierra.
Además, interrumpen los procesos biológicos del maguey para aprovechar al máximo sus azúcares y, para seguir obteniendo más plantas, optan por generar clones. Estas acciones afectan la biodiversidad de la planta y eliminan el papel de los murciélagos como polinizadores.
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Ismael Andrés Cruz Acevedo, responsable del área de ventas y de las iniciativas en responsabilidad de Mezcal Vago, explica que el Bat friendly consiste en dejar que 5% de sus plantas de maguey lleven a cabo su proceso biológico completo: floración, reproducción y muerte.
Por lo general, la reproducción se interrumpe cuando los productores cortan el quiote para que no absorba el azúcar que conserva la piña del maguey. Con ello se impide la floración de la planta y la generación de semillas, se despoja del alimento a los murciélagos y se niega la polinización, lo que hace posible la producción de frutos.
“La idea es generar bancos alimenticios amigables con los murciélagos y fomentar su migración y alimentación, que por un lado, nosotros apoyamos a eso en el lado de los polinizadores o murciélagos y por otro lado, nos ayuda a la mejora de la biodiversidad de la planta”.
Las consecuencias de cortar el quiote del maguey con fines de producción de mezcal se observan en la biodiversidad de la planta, principalmente en la más utilizada: el espadín.
Ismael Cruz explica que hace dos años y medio realizaron un estudio para conocer la fertilidad de las plantas. La investigación reveló que mientras en agaves silvestres como cuish, tobalá y arroqueño la tasa de fertilidad era de 65% (de cada 100 semillas sembradas, en 65 crecían un maguey), en el caso de la variante espadín era de entre 8% y 14%.
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“Entonces es una planta [el espadín] que aunque logra ser fecundada y dar semillas, es poco fértil y eso es gracias a la poca biodiversidad que tiene. Además que ya cuando la planta va creciendo la hace más susceptible a enfermedades, hongos, infecciones, plagas y demás”, explica.
La idea del programa, apunta, es que más empresas se comprometan a dejar los magueyes florecer y que una población importante de murciélagos identifique las zonas o los predios magueyeros de Oaxaca como bancos de alimento.
“Marcamos un precedente y estamos trabajando en un programa para hacer esto sistemáticamente cada año en ciertos lugares, porque lleva un proceso complejo. No sólo económico, sino también por la logística para monitorear todo esto”, dice.
Advierte que hay una industria mezcalera desinteresada en tomar acciones sustentables.
“En la mayoría de los productos que se realizan de manera tradicional en las comunidades, hay mucha sabiduría.
“Si bien producimos algo para nosotros, no se daña de manera significativa el medio ambiente o no se alteran los ecosistemas porque no era una producción desmedida, era una producción para autoconsumo o para comercializar en escala local”.
No obstante, señala, el mezcal se ha masificado y la demanda crece año con año. “[A la industria] solamente le interesa producir, producir, producir y no hay un interés ni siquiera por la subsistencia de la propia industria, porque si no hay prácticas más sostenibles, esto no va a durar demasiado tiempo”, resalta.
La ventaja en Oaxaca, y a diferencia de otras industrias, afirma, es que hay un grupo de productores que sí están tomando acciones sustentables.
“Nosotros no somos los únicos que lo estamos haciendo ni esta es la única iniciativa que existe para devolver un poco y para mantener la calidad del producto a través de prácticas sustentables. Que todavía nos falta mucho, porque algo que falta es regular la demanda”, señala.
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