La activista Lilián Rosario Rodríguez, de 43 años de edad, fue asesinada la noche del martes pasado, en la Cruz de Elota, en el marco de la conmemoración del Día Internacional de las Víctimas y Desapariciones Forzadas.
Hombres armados se introdujeron en forma violenta a su hogar, en la colonia Palos Blancos , en la Cruz de Elota y frente a uno de sus hijos de 17 años fue privada de su libertad y sacada por la fuerza del hogar.
Poco después, la policía municipal de Elota localizó su cuerpo, cerca de las vias del tren y lo notificó a la Fiscalía General del Estado para que abra una investigación.
Rosario era miembro fundadora del colectivo de búsqueda“Corazones sin Justicia”, que se dedica a buscar a desaparecidos y a exigir justicia por feminicidios.
Lilián Rosario Rodríguez buscaba a su hijo Fernando Abixahi Ramírez Rodríguez, desaparecido el 19 de octubre del 2019 en La Cruz de Elota.
Sin embargo, el caso de Rosario Liliana recordó a otros dos en los que madres que buscaban justicia por la muerte o desaparición de sus hijos fueron asesinadas.
En el 2017, Miriam Rodríguez fue asesinada en el marco del festejo del día de las madres en México. Originaria de San Fernando, en Tamaulipas, Miriam cazó a los asesinos de su hija, Karen Alejandra, sin embargo ellos terminaron por matarla.
Karen Alejandra fue secuestrada en 2012 y sus restos aparecieron dos años después, pero Miriam nunca dejó de buscarla, incluso creó una red nacional de familiares que buscana sus desaparecidos.
Tamaulipas, en donde fueron asesinadas Miriam y Karen, es el estado en donde más desapariciones hay.
El crimen de Miriam y Rosario también recuerda al de Marisela Escobedo, una madre que se volvió activista por el feminicidio de su hija, Rubí, en Ciudad Juárez.
Netflix hizo un documental sobre el caso de Marisela Escobedo, de quien se afirma que tuvo tres muertes. La primera fue cuando le asesinaron a su hija, que solo tenía 16 años. La segunda, cuando la justicia mexicana decidió absolver al asesino. La tercera, cuando en diciembre de 2010 le dieron un balazo en la cabeza que terminó con su vida.
El crimen de Marisela Escobedo ocurrió en el 2010 cuando se encontraba a las afueras del Palacio de Gobierno de Chihuahua y pegaba carteles del asesino de su hija, Sergio Rafael Barraza, a quien ella capturó y llevó ante la justicia, pero fue liberado.
El homicidio en sí mismo desveló la corrupción y la falta de investigación a los feminicidios, como el de Rubí, en Chihuahua. El video en el que los jueces liberan a Sergio Rafael, quien confesó haber asesinado a la adolescente de 16 años, levantó cuestionamientos en torno al poder judicial y el proceso de justicia en México.
Los asesinatos de Marisela, Miriam y Rosario levantaron las alarmas entre sus compañeras rastreadoras, quienes continúan en la búsqueda de sus hijos desaparecidos.
Además, los crímenes se dieron en estados en donde hay un alto índice de desapariciones, feminicidios y violencia.
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cg
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