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Reviven calvario por la ausencia de familiares

El colectivo Amores continúa buscando a sus familiares y exige justicia. Foto: EMILIO VÁSQUEZ. EL UNIVERSAL
19/04/2019 |00:21
Redacción
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Monterrey.— Familiares de desaparecidos de Nuevo León, en apego a la tradición cristiana, salieron este Jueves Santo a recorrer los siete templos para simbolizar el calvario que han vivido sin saber de sus seres queridos, al peregrinar de una dependencia a otra sin recibir la atención debida.

En el grupo conformado mayoritariamente por mujeres estuvieron Magdalena Trejo, quien acudió por primera vez para orar por su hermano, Vicente Constantino Trejo Reyes, desaparecido en octubre de 2018; Juana Catalina Estala Lozano, quien nada sabe de su hijo José Cruz Sánchez, desaparecido en Reynosa en 2012, y María Graciela Nuncio, quien en octubre pasado encontró los restos de su hijo Francisco Reyna, pero exige justicia, saber por qué lo mataron.

Juana Catalina Estala Lozano, coordinadora de Amores (Agrupación de Mujeres Organizadas por los Ejecutados, Secuestrados y Desaparecidos de Nuevo León), que surgió impulsada por la asociación Ciudadanos en Apoyo a los Derechos Humanos (Cadhac), ha participado en esta representación desde hace varios años para pedir por su hijo José Cruz Sánchez Estala, desaparecido el 2 de octubre de 2012 en Reynosa.

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José Cruz, quien hoy tendría 30 años, trabajaba para una empresa regiomontana de naves industriales. Junto con otros siete trabajadores de Monterrey se lo llevaron de una casa que rentaban en Reynosa.

Juana Catalina dijo que la visita a los siete templos es para recordar la Pasión de Cristo, orar por sus seres queridos y exigir justicia.

“Mi hijo desapareció en Reynosa, vengo aquí y me dicen: no, es allá, voy allá y me dicen: pues no, aquí no puedes porque hay muchísima inseguridad; no haya uno ni a qué lado ir, no sabes dónde te van a responder”.

Agregó: “Así trajeron a Jesús, de un lado a otro, y las autoridades como Poncio Pilatos, se lavan las manos”. Esto nos hace venir a visitar los templos para orar, para pedir a Dios, y a decirle que no perdemos la esperanza que algún día vamos a saber de ellos. Iniciaron su recorrido en la Catedral de Monterrey, pasaron por la capilla Dulces Nombres, y las parroquias del Sagrado Corazón, El Roble y Dolores, Perpetuo Socorro y San José.

En total son 65 familias organizadas en Amores las que tienen uno, dos o más familiares desaparecidos, y quisieron agradecer estar con vida y tener fuerzas para seguir buscando hasta hallar a sus seres queridos.

Ahí estuvo también doña María Graciela Nuncio Mendoza, no obstante que el pasado 4 de octubre encontró en Salinas Victoria los restos de su hijo, desaparecido el 3 de noviembre de 2015. Sigue participando en las actividades del grupo Amores, porque ahora busca justicia.

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