Desde Baja California Sur nos cuentan que grupos feministas están que truenan contra el gobernador Víctor Castro Cosío (Morena), por realizar un evento institucional por el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer a la misma hora que la marcha feminista. Nos detallan que varias activistas denunciaron que las burócratas fueron obligadas a asistir al evento oficial y les prohibieron ir a la marcha, pero además, se indignaron de que ni don Víctor ni las diputadas locales hicieran compromisos concretos para evitar la violencia contra las mujeres o mencionaran el pendiente de despenalizar el aborto, y de filón, señalaron que el evento fue masivo, con besos y apapachos, mientras la entidad va que vuela a retroceder en el semáforo Covid. ¡Qué tal!
Sólo faltaron los brincolines
En Hidalgo nos platican que varios siguen con la boca abierta y preguntándose quién permitió convertir en salón de fiestas infantiles la sala de la Diputación Permanente del Congreso estatal. Nos relatan que el jueves, tras la comparecencia del secretario de Turismo estatal, Javier Baños Gómez, la diputada local Sharon Macotela Cisneros (Morena) invitó a todos los presentes a festejar el tercer cumpleaños de su hija, la subió al estrado y pidió a todos cantaran Las mañanitas con todo y pastel, lo cual quedó en el video de la sesión y generó indignación, pues no es la primera vez que doña Sharon hace de las suyas, ya que hace una semana se salió de una comparecencia para irse de shopping. Así ni cómo.
Incomoda festejo de alcalde
El que anda en boca de todos en Sinaloa, nos comparten, es el alcalde de El Fuerte, Gildardo Leyva Ortega (Morena), por andarse dando “baños de campo”. Nos platican que a don Gildardo se le hizo fácil participar en una cabalgata con motivo del aniversario de la Revolución, pero el problemita fue que, en una de las fotos, el edil fue captado montando con cerveza en mano y una tira tricolor que cruza su cuerpo como banda presidencial al estilo Varguitas, por lo que a más de uno de sus gobernados no les pareció el numerito y no faltó quien hasta pidió que se disculpe por andar así en horas de trabajo, mientras otros cuestionaron si se sentía algo más que alcalde. Como dicen, “pueblo chico, infierno grande”.