Pachuca.— “Antes de que detonara en México la pandemia, trabajábamos en los menús y las cotizaciones para las fiestas de fin de cursos. El virus llegó al país y, conforme el tiempo de contagio se extendió, nos fueron cancelando las reservaciones; al menos 50 trabajadores han sido afectados”, narra Gina, copropietaria del salón de eventos Cristal.

Añade que “todo es incertidumbre. No sabemos en qué va a acabar esto, regresaremos los adelantos y, sobre todo, será difícil reactivar el negocio”.

Hace más de dos décadas, el matrimonio formado por María de la Paz Hernández y Cristóbal Jiménez inició este negocio. Ella falleció hace más de un año, pero Gina, una de sus hijas, siguió apoyando a su padre.

Cristóbal narra que hace 25 años se dedicaba a la ganadería, pero la entrada en vigor del TLCAN hizo que quebrara. En esos años, con un crédito del Banrural construyó una nave que fue utilizada de manera industrial, pero con la devaluación de 1995 estuvieron a punto de perderla. Con el esfuerzo familiar la recuperaron e incursionaron en el servicio de banquetería. “Nos había ido bien, pero de nuevo volveremos a empezar”.

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