Tapachula.— La frontera que separa Guatemala de México por el río Suchiate, límite natural entre ambas naciones, amaneció ayer en calma, luego de los dos intentos masivos de migrantes de entrar irregularmente al país esta semana.
Durante un recorrido por el poblado de Tecún Umán, Guatemala, localidad fronteriza con México, se observó que el albergue habilitado en terrenos de un templo evangélico para dar alojamiento a migrantes ya fue cerrado. Del lado mexicano, en las cercanías del río Suchiate, apenas hay presencia de elementos de la Guardia Nacional (GN).
Sólo en los llamados cruces informales por el río Suchiate —utilizados habitualmente por migrantes sin documentos— hay presencia de guardias nacionales junto con agentes del Instituto Nacional de Migración (INM), quienes revisan los papeles de los que cruzan.
El pasado lunes, esta frontera fue escenario de enfrentamientos con integrantes de la caravana que se negaban a entregarse a las autoridades migratorias de manera voluntaria, ya que pedían al gobierno mexicano que les permitiera transitar libremente para llegar a Estados Unidos.
Mientras que el jueves, a las 5:30 horas, unos 2 mil migrantes se reagruparon y cruzaron a territorio mexicano, aprovechando la nula vigilancia y el bajo caudal del río Suchiate; sin embargo, 10 horas después se implementó un operativo con la Guardia Nacional y el Instituto Nacional de Migración, logrando desmantelar la caravana y detener a unos 800 extranjeros, principalmente de Honduras, Guatemala, El Salvador y Nicaragua, quienes permanecen detenidos en la Estación Migratoria Siglo 21 en espera de su deportación.
Ayer, la actividad comercial informal retornó en el río Suchiate, donde se veían decenas de personas y mercancía a bordo de improvisadas balsas hechas de neumáticos de tractor y tablas.
El Triángulo Norte de Centroamérica sufrió en 2019 un retroceso generalizado en la percepción de la corrupción, aseguró un informe de Transparencia Internacional (TI) sobre uno de los principales factores políticos y socioeconómicos que alimentan la masiva migración irregular de Guatemala, Honduras y El Salvador a México y Estados Unidos.
***Con información de José Meléndez