Tijuana.— Cuando el guía les indicó, los migrantes se echaron a correr. Juana, una salvadoreña embarazada, avanzaba con su panza de ocho meses y mientras lo hacía también miraba a otros quedarse atrás. Fue hasta la madrugada cuando la Patrulla Fronteriza la halló, junto a otros compañeros, tomados de las manos, orando el Padre Nuestro.
“Que ya se acabe esto”, recuerda que pensaba después de ser llevada a un centro de detención, donde nadie le informaba sobre su petición de asilo ni lo que sucedía; se limitaron a insultarla y quitarle sus medicamentos.
“¿Pensabas que ibas a tener a tu bebé aquí?”, le preguntó a Juana una oficial de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP por sus siglas en inglés), quien recibió al grupo de migrantes que cruzó la frontera desde Tecate hasta un pueblo chiquito del otro lado, donde fueron asegurados. “¡Toma tu mochila y súbete al camión!”, le ordenó.
Ese día el gobierno estadounidense retornó a Juana, junto a otros 15 migrantes. Todos se entregaron a oficiales fronterizos para pedir asilo; a todos los enviaron a México. Les tomaron huellas, los fotografiaron y los regresaron.
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Albergues llenos
El director del albergue Ágape Misión Mundial, Albert Rivera, explicó que la semana pasada tenían alrededor de 500 personas, más de una tercera parte, niños. Para el fin de semana el número ya alcanzaba los 800. Cada noche grupos de entre 10 y 20 personas, familias de distintos países, llegan a buscar dónde dormir.
“Hacemos unos tendiditos en el suelo, ponemos unos colchones, ya hasta movimos las literas. Las pusimos pegaditas para hacer más espacio y que quepan más personas”, cuenta uno de los encargados del lugar.
Los refugios comienzan a cerrar puertas ante la llegada masiva de migrantes retornados de Estados Unidos.
En algunos sitios les permiten dormir en el suelo, para no dejarlos en la calle, y en otros habilitaron hasta la cocina.
“Nosotros ya no estamos recibiendo porque estamos por encima de nuestra capacidad, en cuanto sale alguna familia los dejamos entrar. Por un tiempo habían bajado los retornos, pero de nuevo estamos al borde”, explicó el director del refugio Movimiento Juventud 2000, José María García Lara.
El domingo pasado, ya entrada la noche, un grupo de unos 20 venezolanos llegaron al refugio. Informaron que habían cruzado por Ciudad Juárez pero fueron retornados a Tijuana, a poco más de mil kilómetros de distancia. Se fueron, ya no había espacio.
La Patrulla Fronteriza ha informado sobre el aumento en el número de cruces de migrantes, en grupos que superan los 20 o hasta 50 personas.
Se han identificado personas de más de 30 países de América, Europa del Este, Asia, Medio Oriente y África.
Todavía el fin de semana alrededor de 200 migrantes cruzaron el muro desde Tijuana y, una vez que llegaron a Estados Unidos, esperaron alrededor de 48 horas —sin comida ni agua— hasta que autoridades estadounidenses llegaron a atenderlos.
Juana es parte de la estadística de migrantes retornados. Todavía recuerda sus pies hinchados tras caminar más de nueve horas por la zona agreste de Tecate, escondiéndose entre los arbustos de los drones que vigilan la frontera.
Dice que durante dos meses intentó obtener una cita a través de la aplicación CBP One, pero no tuvo suerte. Un intento de extorsión fue la gota que derramó el vaso y la decidió a cruzar la frontera, a pesar de los riesgos. Mientras narra su travesía, recuerda que su único momento de serenidad fue cuando rezaron en medio de la nada.
“El que habita al abrigo del altísimo morará bajo la sombra del omnipotente… Diré yo de Jehová: refugio mío y fortaleza mía… mi dios, en quien confiaré”, vuelve a mencionar, mientras cierra los ojos y se suelta a llorar.
Fallece hondureño que viajaba en la caravana
Huixtla.— Un migrante de origen hondureño falleció en una cancha donde descansaban los integrantes de la caravana, luego de caminar durante unas ocho horas.
El hombre fue identificado como Melvin Saúl Chacón Mendoza, de aproximadamente 52 años de edad.
De acuerdo con el líder de Pueblos Sin Fronteras, Irineo Mújica Arrazate, Melvin fue atendido por médicos del sector salud que acompañan la caravana, quienes lo valoraron y le dieron una pastilla.
Momentos después, el hombre empezó a convulsionar. Según testimonios de otros migrantes, ninguna ambulancia ni el grupo de Protección al Migrante Beta Sur querían trasladarlo al hospital, y cuando lo hicieron el hombre llegó sin vida.
El incidente sucedió casi a las 15:00 horas, justo cuando siete migrantes se cosieron los labios en señal de protesta ante la negativa del gobierno de brindarles autobuses para su traslado a la Ciudad de México y documentos migratorios que les permitan transitar de forma legal.
Hasta el momento se desconocen las causas que provocaron el deceso del hombre, quien integraba la caravana Viacrucis Migrante que partió de Tapachula el pasado domingo y que tiene como destino la Ciudad de México. El consulado de Honduras en Tapachula informó que el cuerpo del migrante se encontraba bajo su custodia y se buscaba contactar a los familiares para la repatriación del cadáver.
Precisó que si los familiares no tienen recursos para el traslado será el consulado hondureño el que asuma los costos de la repatriación.
Por la tarde-noche, los migrantes iniciaron una protesta cargando un ataúd hecho de cartón con la foto del migrante fallecido.