Zacatecas se colocó este año en el primer lugar con mayor número de policías asesinados, pero además es el primer estado donde el crimen organizado ha matado a un alto mando en activo, el general José Silvestre Urzúa Padilla, coordinador estatal de la Guardia Nacional.
El año pasado, en el conteo de policías asesinados que realizó la Organización Causa en Común, Zacatecas estuvo en tercer lugar con el mayor número de elementos abatidos, pero este año se colocó en primer lugar por encima de Guanajuato, Michoacán, Guerrero y Veracruz.
En el conteo oficial que había hasta el 29 de diciembre, de los 52 homicidios de las corporaciones estatales y municipales suman: 28 policías municipales, 14 de la Estatal Preventiva, cuatro de la Policía Metropolitana y el resto pertenecían a la Policía Vial, Penitenciaria y de Investigación.
Los primeros crímenes ocurrieron el 12 de enero, cuando tres gendarmes municipales fueron acribillados en la colonia Lomas de la Fortuna, cuando realizaban tareas de vigilancia en la patrulla número 853. Ese mes también asesinaron a dos agentes viales que realizaban sus rondines en la colonia La Joya, en el municipio de Guadalupe.
A la par también comenzaron los ataques directos cuando los jenízaros estaban en sus días de descanso cerca de sus domicilios, cuando salían de sus trabajos, incluso, uno fue ultimado en una ruta del transporte público.
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En febrero se registró el primer asesinato de un agente de la Guardia Nacional durante un enfrentamiento en la comunidad de Sarabia, municipio de Jerez, mientras que en septiembre fue localizado un cuerpo encobijado sobre la carretera Fresnillo-Valparaíso, pero 10 días después se supo que el cuerpo pertenecía a un elemento de la misma corporación.
El caso que acaparó los reflectores fue el asesinato de José Silvestre Urzúa Padilla, comisario de la Guardia Nacional en Zacatecas, quien fue abatido en un operativo en la comunidad de Jaltomate, en el municipio de Pinos.
Ese es el crimen de un militar de más alto grado asesinado en lo que va del sexenio y ocurrió justo al cumplirse un año de que se puso en marcha el Plan Zacatecas II.
El segundo lugar
En Guanajuato, los grupos delictivos mataron a 44 policías y a cinco expolicías durante 2022.
Los emboscaron, entraron a sus casas, extendieron la violencia a sus familiares, atacaron bases de seguridad y les dejaron coronas fúnebres.
En los atentados directos asesinaron al director de la Policía de Irapuato en retiro, J. Reyes Méndez; a cinco comandantes, al comisario Víctor González Espinoza, subdirector operativo de Seguridad Pública en Valle de Santiago; a cuatro comandantes, y a un subdelegado de León.
Ocho mujeres policías fueron privadas de la vida; en Silao a una la ultimaron junto con su pareja, y en Valle de Santiago hirieron a dos hijas menores de una oficial abatida. En Tarimoro entraron a la casa de una comandante y al no encontrarla, mataron a cuatro integrantes de su familia.
Guanajuato descendió al segundo lugar en asesinatos de policías después de tres años consecutivos (2019, con 73; 2020, con 84, y 2021, con 54) de ocupar la primera posición, que ahora corresponde a Zacatecas.
En una reflexión, la secretaria ejecutiva del Sistema Estatal de Seguridad Pública, So- phia Huett López, señaló que “los criminales se esperan a que los oficiales no estén uniformados y armados para cometer los homicidios”.
Celaya se encuentra a la cabeza, con 10 homicidios, le sigue Irapuato, con ocho; León y Valle de Santiago, con tres agentes en cada caso, y Silao, San Luis de la Paz, Tarimoro, Yuriria, Salvatierra, Pénjamo, Apaseo el Grande y San Francisco del Rincón, con dos casos cada uno. Otros fueron abatidos en Dolores Hidalgo, Abasolo, Juventino Rosas y Villagrán, uno en cada ciudad.
En los atentados murieron 31 hombres y ocho mujeres de corporaciones municipales, dos elementos de las fuerzas del estado, un agente de Investigación Criminal de la Fiscalía General del Estado, un militar y un oficial de la Guardia Nacional. En distintos hechos, al menos 14 gendarmes resultaron heridos de gravedad.
“Estamos batallando con las armas”
Un oficial de León advierte que los policías deben ser “muy precavidos” ante el nivel de fuerza de fuego de los criminales vinculados con las drogas: “Está uno expuesto a no regresar a casa, hay que andar al tiro”, dice el agente, quien este año perdió a tres superiores en ataques criminales.
El policía, de 37 años, llega a la delegación con el calzado reglamentario y ropa de civil, ahí se pone el uniforme y al terminar la jornada se retira como llegó. Lo mismo, dice, hacen los compañeros, para no exponerse de más.
La situación se ha puesto difícil por la proliferación de gente con armas poderosas, como rifles cuerno de chivo, contra el armamento de menor poder que llevan los policías: “Se requiere aplomo y control”, insiste.
Las emboscadas y ataques directos en los últimos tres años, comenta, lo han llevado a tomar medidas de autocuidado y como dicta el protocolo, usar el chaleco táctico de forma permanente y brindarse protección entre colegas durante las intervenciones.
La Secretaría de Seguridad Pública de León lleva meses esperando 500 armas cortas y 50 armas largas por las que pagó 7 millones de pesos.
El pasado día 15 de diciembre, en un evento público, la alcaldesa de León, Alejandra Gutiérrez Campos, pidió al teniente coronel Adrián Urbina Morales de la XVI Zona Militar, su apoyo para que se agilice la obtención de ese armamento.
“Hoy estamos batallando por el tema de armas”, dijo la presidenta municipal.
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