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Integrantes de la Confederación Internacional de Morelenses y familiares de Rubén Gerardo Galindo Chávez, asesinado en septiembre pasado por policías de Charlotte, Carolina del Norte en Estados Unidos, acudirán al Senado de la república para solicitar apoyo y exigir al gobierno norteamericano castigar a los responsables del homicidio, así como exigir una indemnización por el crimen.
El caso de Rubén Gerardo fue difundido hasta ahora por la familia y el presidente de la Confederación, Pablo Antonio Castro Zavala , debido a que las autoridades de Estados Unidos mantienen el proceso abierto pero consideran que no hay avances para proceder contra los policías que dispararon a Rubén, oriundo de Coatetelco , municipio de Miacatlán, situado al sur del estado.
El cadáver de Rubén regresó a Morelos y esa noche, de finales de septiembre, llovió a cantaros, lo que no fue impedimento para que sus vecinos lo recibieran.
Rubén Gerardo
era el tercero de los cinco hijos de Román Galindo y Elia Chávez. Tenía 20 años cuando se fue de “mojado al otro lado”, en busca de trabajo para ayudar a su familia. Trabajó como jardinero y en varias construcciones, a pesar de haberse graduado con honores de la preparatoria y tener la carrera técnica en Administración.
Conoció a Azucena Zamorano, con quien tuvo una hija a quien llamaron Rubí, en alusión al jugador de futbol brasileño “Rubinho”, apodo con el que también conocían a Rubén sus amigos del equipo de fútbol en Coatetelco.
Román Galindo, padre de Rubén, contó que el año pasado pidió a su hijo un arma debido a la inseguridad que priva en el estado de Morelos. Contó que el joven consiguió el arma pero su padre decidió que mejor no la enviara “para evitarse problemas” con la ley.
Azucena Zamora narró que la noche del 6 de septiembre su pareja decidió llamar al 911 para entregar el arma descargada. “La operadora le dijo que saliera pero no terminó de hacerlo cuando dos policías le dispararon. Lo mataron sin que él hubiera hecho nada”, dijo a un medio de aquella localidad.
Según el reporte policíaco, difundido por medios estadounidenses, los oficiales Courtney Suggs y David Guerra fueron al lugar alertados por la llamada de un hombre que dijo estar armado. Cuando llegaron vieron a Galindo afuera de los apartamentos Hunters Pointe ubicado en la cuadra 1900 de Prospect Drive y notaron que tenía un arma.
Según el presidente de la Confederación Internacional de Morelenses, que acogió el caso, Rubén salió con el teléfono celular en la mano.
El jefe de la Policía de Charlotte-Mecklenburg, Kerr Putney, dijo entonces que Galindo se negó a obedecer “múltiples” órdenes verbales para que soltara el arma, que presuntamente tenía en su poder, por lo que los oficiales le dispararon al percibir una amenaza letal inminente.
Dijo además que aparentemente hubo una barrera de lenguaje entre Galindo y los oficiales, de quien no se ha dado a conocer si hablan o no español. Hasta el momento los oficiales están suspendidos hasta el cierre de las indagatorias.
Castro Zavala expuso que de acuerdo al video que les fue entregado para la exigencia de justicia y remuneración económica que exige la familia, el joven fue baleado de manera instantánea al salir de su casa.
Cuando Román Galindo se enteró que su hijo había sido asesinado acudió a las oficinas de Migración en Morelos donde supuestamente le dijeron que no podían hacer nada. El consulado en Carolina del Norte sólo intervino para enviar los restos de su hijo a Coatetelco.
Román recuerda que durante el sepelio le preguntó a un hombre que tomaba fotografías si alguien podía ayudarlos y esta persona lo contactó con la organización de migrantes.
msl