Torreón.— “Salió de la regadera, se desmayó, broncoaspiró y se murió”, fue la explicación que le dio el padrino del centro de rehabilitación Renacer a la señora, madre de Agustín, un joven de 20 años que murió en un anexo, tres horas después de haber sido internado.

La madre pidió justicia y que se esclarezca lo que considera fue una “brutalidad” contra su hijo, cuyo cuerpo encontró tapizado de moretones.

Fue el 16 de abril de este año cuando la madre decidió volver a anexar a su hijo Agustín. Ese día decidió comunicarse con los encargados del centro y un grupo de hombres llegó a su casa para llevarse a su hijo a la fuerza. “No me dejes solo, acompáñame”, le pidió a su madre, sin saber que en el lugar su hijo había sufrido maltratos la primera ocasión que ingresó en 2022.

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La madre lo acompañó. Firmó papeles y miró cuando subían a su hijo a un segundo piso, donde después se enteraría estaba el baño. Ella desconocía que allí, en ese lugar donde no había cámaras, solían propinarles palizas a los reincidentes.

Eran las 10:00 horas cuando lo dejó. Después, a las 13:28 del mismo día recibió una llamada del padrino. “Estoy con Agustín en la Cruz Roja porque al salir de la regadera se desmayó”, fue todo lo que le dijo.

Ya en la Cruz Roja la madre recibió la noticia de la muerte de su hijo como un golpe seco en el estómago: “Salió de la regadera, se desmayó, broncoaspiró y se murió”.

“No es cierto”, dijo incrédula la madre. “Vamos a cubrir los gastos de la funeraria”, fue lo único que respondió el padrino.

Después de declarar ante el Ministerio Público y decirles que su hijo no tenía ni un solo golpe cuando lo dejó, fue a reconocer el cuerpo en el Servicio Médico Forense.

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“Fue muy impactante ver el cuerpo de mi hijo porque estaba muy golpeado, muchos golpes en su cabeza. Muy impactante. No supe cómo reaccionar”, relata la madre.

En la funeraria le pidieron el acta de defunción, pero la fiscalía demoró una semana y media en entregarla.

El acta de defunción refiere una muerte a consecuencia de la obstaculización de vías respiratorias, una asfixia. El cuerpo presentaba muchas lesiones, evidencia de tortura, golpes en las manos, piernas, a un costado, en el cráneo, la cara. En la Cruz Roja, asegura la madre, le informaron que su hijo había llegado sin signos vitales.

La señora Laura quiere sacudir el caso, porque afirma que han sido una burla para los encargados del anexo. “¿Por qué se ensañaron con mi hijo? Quiero que hagan justicia, que paguen”, menciona.

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Historial de tortura y maltrato

El Instituto Renacer está ubicado en la colonia Ampliación La Rosita de Torreón y pasa como una casa más del sector. Pero allí adentro, aseguran otras personas que estuvieron internadas, se llevan a cabo torturas y humillaciones como “técnica” de rehabilitación.

A raíz del presunto homicidio de Agustín en el anexo, un grupo de personas que estuvieron en el centro relataron su experiencia con la condición de anonimato.

Una mujer que estuvo en el lugar relató que eran comunes las órdenes del director, padrino le llaman, para golpear a los pacientes. Si no obedecían, ellos recibían los golpes.

A ella en una ocasión la apalearon. Todo comenzó porque a la mujer el padrino la mandó “parar”, como le llaman al castigo de permanecer de pie sin sentarse por horas o inclusive días.

“Estaban enojados porque no iba a aceptar. Le dijeron al padrino que yo me quería salir, pero yo nunca pedí que me sacaran. Entonces me jalaron de los cabellos por las escaleras. Me amarraron a una silla de manera muy fuerte y me comenzaron a golpear”, narra.

Otra persona también vio cómo en esas “paradas” amarraban a las personas con cobijas y el padrino obligaba a que las golpearan. “En una ‘parada’ se vale todo, golpearlos, aventarles agua. Una muchacha se convulsionó”, relata el testimonio.

A otro interno, asmático, le tocó que le impidieran tener acceso a su medicamento. Él estuvo una semana ‘parado’ y terminó con los pies hinchados y lleno de golpes.

Los testimonios dicen que pudieron haber sido ellos la persona muerta. No entienden cómo el lugar sigue abierto, jugando con vidas. “Que lo cierren”, exigieron.

Omisiones de la fiscalía

La asesoría jurídica de la familia ha tenido que solicitar ayuda a los juzgados por omisiones y negligencias en el proceso por parte del Ministerio Público.

A través de una audiencia de control, se expuso a un juez, por ejemplo, que no habían sido dadas copias de la carpeta de investigación a la familia, tampoco han investigado en la Secretaría de Salud el alta o los permisos del instituto para operar.

La misma carpeta de investigación señala que Agustín llegó sin vida a la Cruz Roja, que las lesiones eran visibles, pero hasta el momento no se ha cuestionado en entrevista cómo ocurrieron las lesiones ni se realizó una inspección para encontrar evidencias del supuesto desmayo de Agustín.

Tampoco han pedido los registros de las cámaras y en la audiencia el ministerio público se ha justificado diciendo que tienen mucha carga de trabajo.

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