Ciudad Juárez.— “Yo voy a seguir hasta que Dios me mande llamar. Voy a seguir buscando para que ni una madre, ni una familia viva lo que nosotros vivimos”, asegura Norma Laguna, de 52 años, madre de Idaly Jauche Laguna, una joven que desapareció en 2010 y que fue encontrada sin vida en el Arroyo del Navajo.
A raíz del caso de su hija, Norma se integró a la Red Mesa de Mujeres, donde alza la voz y exige justicia a las autoridades fronterizas para que ninguna mujer desaparezca o sea asesinada.
Su hija Idaly desapareció a la edad de 19 años, cuando acudía al Centro de Reinserción Social (Cereso) a visitar a un hermano de su mamá. La joven regularmente era acompañada de alguien familiar, pero ese 23 de febrero de 2010 le tocó ir sola.
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“Fue un martes. Ella salió a las 7 de la mañana de la casa en la colonia Josefa Ortiz de Domínguez. Yo la acompañé a tomar el camión al Centro; se dirigía al Cereso. Siempre regularmente llegaba a las 2:30 o 3:00 a más tardar o me mandaba mensaje de que ya había tomado el camión para la casa, pero ese día no”, cuenta.
Al pasar las horas y no tener razón sobre su hija, la madre habló con la familia de su esposo, amigas y compañeras de su trabajo, sin tener respuesta alguna sobre su paradero.
“Fui con mi vecina para que me prestara el teléfono y le marcara. Como que sí contestaron y me escucharon; no hablaron ni me dijeron nada, sólo se oyeron susurros y colgaron. Volvimos a insistir y ya nos mandaba a buzón”, relata Norma.
Tras no tener respuesta de dónde podría estar Idaly comenzó la búsqueda, no sólo de su paradero, sino también la lucha para activar a las autoridades de Ciudad Juárez.
“Cuando sucede eso uno no sabe qué hacer, a dónde ir o qué hacer. Una vecina me dijo que fuéramos a Casa Amiga, que ahí nos iban a ayudar. Fuimos y de ahí nos mandaron al Instituto Chihuahuense. Ahí me dijeron que no podían hacer nada, que tenía que ir a la fiscalía, y fui a poner la denuncia.
“Duré casi todo el día para que me levantaran el reporte de desaparición. [En la fiscalía estatal] decían: ¿por qué se fue?, que ya era mayor de edad, que a lo mejor se había ido con alguien o se había peleado con nosotros. Yo me quedé ahí e insistí en poner la denuncia, porque mi hija no era de las que se va y no regresa”.
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Las malas noticias
Con la denuncia, la mujer confió en que las autoridades traerían viva de regreso a su hija, pero la historia fue otra. “Desgraciadamente pasaron los días, los meses y años. Recuerdo que nada más me dieron una pesquisa. La llevamos a los canales locales de televisión y fue todo”.
Durante los dos años en que estuvo desaparecida Idaly, Norma no dejó de salir de su casa para buscarla, incluso llegó a recibir datos de que su hija estaba en bares de la zona Centro, pero la fiscalía no iba en el momento en que le avisaban y se perdía.
Idaly fue localizada sin vida el 16 de abril de 2012, junto con los restos de otras jóvenes en el Arroyo del Navajo.
“En su momento yo no lo acepté. En la búsqueda de mi hija vi mucha corrupción en los ministeriales, en la policía, en toda la autoridad; no creía que fuera mi hija. Yo le pedí a la directora de Red Mesa de Mujeres, Imelda Marrufo, que me buscara que quien hiciera un segundo dictamen fuera de la fiscalía estatal”.
Tras las gestiones de la Red Mesa de Mujeres, en aquel entonces, se logró que acudieran antropólogas argentinas a realizar otro peritaje, el cual arrojó que los restos que le entregaron sí pertenecían a los de su hija.
En ese tiempo la mujer se topó con muchos padres y madres juarenses que también buscaban a sus hijas. Al igual que ella, la mayoría de ellos encontraron a sus hijas muertas.
Norma sigue en búsqueda de justicia, ya que asegura que ésta ha sido a medias. “Sí hay detenidos, pero obviamente esos no son los que compran la autoridad para que nuestras hijas no sean vistas, para que nadie las mire; ellos son los achichincles. Faltan los que tienen el poder”.
Ahora cada 23 de febrero, día en que desapareció Idaly, Norma sale a las calles para conmemorar la fecha y a la vez alzar la voz para que no existan más mujeres desaparecidas y asesinadas.
Este año su exigencia es que se aplique correctamente el Protocolo Alba cuando una mujer desaparece y para eso entrega volantes donde se explica qué hacer en caso de que una mujer desaparezca.