Puerto Escondido.— Una pareja de la Ciudad de México son los primeros turistas desorientados que Gina atiende en su módulo informativo ubicado en un extremo del adoquinado turístico de Puerto Escondido, en la parte de Santa María Colotepec, municipio costero que cerró sus playas por un mes ante el aumento de contagios y muertes por Covid-19.
Llegaron sin saber que siete municipios de la región Costa pasaron a semáforo rojo un día antes, el 9 de agosto; entre ellos, el municipio que tiene el control de la mitad de las playas de Puerto Escondido: Santa María Colotepec, donde se encuentran hospedados. Buscando alternativas de comida y entretenimiento, se acercan a la guía.
Gina les da opciones de playa: Huatulco, Mazunte y Zipolite; se concentra en las cercanas, ubicadas a 20 minutos del módulo: Bahía Carrizalillo, Playa Bachoco y Punta Colorada, pertenecientes a San Pedro Mixtepec, el municipio con la otra parte de Puerto Escondido que no se unió a la Alianza de Municipios de la Costa que cerraron sus playas ante el aumento de contagios.
Aquí las playas están abiertas con un aforo de 300 personas, pero con cubrebocas.
Luis, uno de los instructores en Zicatela y Punta Zicatela, se movió hasta Carrizalillo para practicar y ganar algún cliente. La situación es crítica para él y sus compañeros, ya que antes del cierre lograban entre 500 y 700 pesos por día en clases.
“Nos pegó mucho [el cierre], porque en la otra playa teníamos mínimo dos clases al día, sacábamos algo. Llevamos tres días de cierre y no tengo ninguna entrada. Vine a Carrizalillo a ver y practicar porque aquí vienen los surfistas que ya saben y no los que buscan aprender. Cuando la crisis está fuerte regreso a la pesca, muchos regresamos para sobrevivir”, explica el joven antes de tomar su tabla.
Para la Asociación Mexicana de Hoteles y Moteles de Puerto Escondido no hay límites geográficos en el destino de playa cuando se trata de pérdidas y colapso por la crisis sanitaria, pues todos pierden, lo mismo sucede en Colotepec que Mixtepec.
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Walter Guillermo Ríos, presidente de la asociación, refiere que previo al anuncio del cierre de playas en la Costa se tenía 40% de ocupación hotelera en Puerto Escondido, para luego caer hasta 20% en pleno verano, que suele ser época de recuperación para subsistir los meses bajos, septiembre y octubre.
“El cierre nos vino a afectar, aunque la mitad de Puerto Escondido está cerrado y la otra no, la gente sólo identifica un solo Puerto Escondido. Nuestra esperanza es recuperarnos en diciembre, con 40% de ocupación, como el año pasado. Vemos lejano regresar a los 97 millones de pesos de derrama económica que tenía el destino antes de la pandemia, ahora es hasta difícil llegar a los 35 millones”, explica.
Antes de la pandemia, Puerto Escondido era destino preferido de canadienses y ahora el turismo es más nacional: de la Ciudad de México, Puebla, Oaxaca, Veracruz, Monterrey y Guadalajara.
Nadie obedeció el cierre en Huatulco
Los prestadores de servicios turísticos de la playa La Entrega, en Santa María Huatulco, levantan sus mesas y sillas cuando el reloj marca las 17:00 horas, pues la nueva ordenanza municipal establece que después de ese horario el lugar debe cerrar.
Los restaurantes de las bahías más populares, como La Entrega y Santa Cruz lucen semivacías desde el anuncio del cierre; muchos turistas apresuraron su retiro, otros cancelaron sus reservaciones para las dos próximas semanas. La confusión entre una orden de cierre de la autoridad municipal y la desobediencia de los prestadores de servicios asustó a los pocos visitantes.
Gustavo Ficachi, presidente de la Asociación de Hoteles de Huatulco, afirmó que los prestadores de servicio se mantienen en la posición de no cerrar, porque dicen que se quedarán sin trabajo más de 4 mil empleados, sólo en los hoteles.