El Barretal.— Sinónimo usual de peligro, en Tamaulipas el fuego se convirtió en vida, al ser el principal aliado de los productores de cítricos, quienes han logrado mantener a flote sus cosechas, pese a las temperaturas bajo cero.

Aquí, en la región citrícola más importante de Tamaulipas, las hogueras alrededor de las huertas, hechas a partir de la quema de llantas viejas, han permitido que el frío congelante no dañe los árboles frutales que, en medio de la oscuridad, muestran su naranja brillante bajo la luz del fuego.

En medio de una de estas frías madrugadas está José Luis Quezada, citricultor radicado en El Barretal, municipio de Padilla, quien, pese a la adversidad, se dice optimista: “Afortunadamente, aquí nos afectó menos que en Nuevo León”, afirma.

—¿Y en su huerta cómo le fue?—, se le pregunta.

—Bien, sólo me afectó en brotes y flor, pero sólo un 30%. En la fruta al parecer no hubo daños.

Protegen huertas a fuego lento
Protegen huertas a fuego lento

La idea surgió ante lo poco optimista de los pronósticos para esta región, donde, además de naranja, se producen limón italiano y toronja con calidad de exportación. De forma oficial, tan sólo en los municipios de Güémez, Padilla e Hidalgo, anualmente se producen más de 500 mil toneladas de naranja.

“Lo que hacemos es generar calor. ¿Por qué con llantas?, porque por la cuestión química tarda más el fuego. Los productores y sus empleados se mantienen en vela, con fuego controlado, sin quemar todas de un golpe”, relata sobre el proceso Herminio López, habitante del lugar.

El proceso de quema, explican los productores, dura aproximadamente entre cuatro y cinco horas, generando calor hacia la huerta. En la madrugada más fría, narran, hubo una temperatura de hasta -4 grados centígrados. Ahí estuvieron todos, al pie del cañón, procurando el sustento de todas sus familias.

Algunos de los productores vieron pertinente acompañar sus cuidados y estrategia también con oraciones.

Incluso, crearon una plegaria especial con el fin de pedir por sus “huertas y campos, ambos hechos con amor”.

Velada gélida y medio ambiente

Cuidar de los huertos no fue una labor fácil. Además del trabajo rudo, los hombres también soportaron la baja temperatura.

En el ejido Francisco I. Madero, Antonio García fue uno de los citricultores que durante dos noches no durmió para proteger su huerta a fuego lento. “Gracias a Dios no ocurrió una desgracia. Sí afectó [el frío], pero no de la magnitud que temíamos”, dice.

—¿Valió la pena el esfuerzo?

Protegen huertas a fuego lento
Protegen huertas a fuego lento

En el contexto de estas acciones para la protección de la cosecha y ante quienes puedan cuestionar que afectan al medio ambiente, la ingeniera en Desarrollo Sustentable Natalia Pulido dijo que no considera que las acciones emergentes sean un gran problema en daño ecológico.

“Poniéndome en lugar de alguien cuyo sustento económico depende gran parte de cosechar, pues necesitan cuidar sus árboles para su ingreso. Es difícil poderles decir que no los protejan con la quema de llantas”, apunta. Además, la especialista considera que estas actividades son soluciones a un problema en el corto plazo, no una actividad constante y repetitiva.

Calor para los pequeños

En El Barretal, otra estrategia de protección se realizó con los naranjos pequeños, que aún no dan fruta, pero son potenciales árboles de cítricos.

A fin de evitar que el hielo los secara, fueron cubiertos con dos bolsas de plástico y un costal.

Finalmente, para asegurar la protección, las bolsas son selladas con cinta, así lo explica Armando Castillo, mientras protege uno de estos arbolitos en medio de un ventarrón helado.

En estas semanas, la onda gélida originó la movilización de cientos de personas en varios municipios, para lograr salvar la producción naranjera.

Durante los próximos días se espera que las autoridades estatales y municipales den a conocer un reporte oficial de las afectaciones del intenso frío en la citricultura.

Mientras los números oficiales llegan, en un recorrido por algunas huertas del ejido Graciano Sánchez, del municipio de Güémez, el alcalde Luis Lauro Rodríguez constató que la fruta estaba en perfectas condiciones a pesar del adverso clima que se registró en los últimos días.

“Puede haber afectaciones en algunas comunidades, es precisamente lo que andamos verificando, pero aquí, que es la parte más alta donde hay cítricos en el municipio de Güémez, podemos ver que el daño es mínimo”, explicó el edil.

Los brotes tiernos en los árboles también estaban en buen estado. Hasta ayer, las verificaciones continuaban en las comunidades del municipio de alta producción citrícola.

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