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Vecinos de la colonia Chepevera , al poniente de la ciudad, acordaron celebrar la llegada del Año Nuevo sin pirotecnia , para evitar accidentes que pueden causar lesiones graves e incluso la muerte, ya sea por la acción directa de los artefactos explosivos o debido a incendios al caer sobre sustancias o materiales inflamables.
La noche del 24 de diciembre, en vísperas de Navidad, ellos mismos sufrieron las consecuencias del mal uso de ese tipo de diversión, pues un grupo de jóvenes y quizás adultos entre ellos, hicieron estallar una “paloma” gigante provocando que “tronara” un transformador.
Como consecuencia, más de diez familias se quedaran sin luz hasta por cinco días, además de sufrir daños o pérdida de aparatos eléctricos como refrigeradores, hornos de microondas, computadoras y pantallas de televisión.
También los hizo reflexionar, para plantear su iniciativa un accidente que ocurrió la madrugada del 25 de diciembre, en la colonia Nuevo Amanecer en el municipio de Apodaca, al norte de la zona metropolitana, donde una niña de cuatro años de edad sufrió lesiones graves al explotarle un “chiflador” cerca del rostro.
En un primer diagnóstico se consideró que la menor perdería el ojo derecho. Pero gracias a una cirugía posterior, el personal médico del Hospital Universitario dio esperanzas a su familia de que podría salvarse el citado órgano.
Ana Gabriela Mexicano, con cinco años de residir en la Chepevera, una colonia de clase media y de las más tranquilas de Monterrey, comentó que sin embargo había observado que durante las celebraciones de Navidad y Año Nuevo , el barrio se transformaba en rijoso por las diferencias entre vecinos o visitantes, familiares o amigos que acudían al fraccionamiento durante las mencionadas festividades. Pero además las calles amanecían sucias por tanta cohete que habían utilizado.
Comentó que la madrugada del primero de enero de este año, un grupo de personas pusieron una “paloma” en un árbol centenario de la especie Anacua, que existía en el parque de la colonia, provocando que se incendiara y muriera.
Luego, la noche del 24 de diciembre, a pocos minutos de la Navidad, un grupo de adolescentes y quizá adultos entre ellos, hicieron explotar una “paloma” gigante que causó daños en el cableado eléctrico, un transformador y un apagón en la zona; pero pudo ocasionar una tragedia mayor, porque inició un incendio en una casa donde residen una persona de la tercera edad y su hija que ya estaban dormidos, pero fue sofocado gracias a que los vecinos avisaron a los bomberos y Protección Civil.
“No se trata de que mutilemos la diversión de los demás, o les indiquemos cómo deben convivir, sino que todos hagamos conciencia de que vivimos en comunidad y es importante respetar a los demás no afectándolos con ruido, tirando basura, contaminación o exponiéndolos a riesgos mayores como la niña de Apodaca que casi pierde su ojo”, dijo Ana Gabriela.
Igualmente, señaló, no se trata de amenazar o advertir, de que si haces esto le hablo a la policía; fue más bien hacer una propuesta amable, que todos nos reconozcamos como una comunidad consciente, incluyente, que toma en cuenta a los demás, y así la iniciativa empezó a ser compartida en redes sociales dentro del grupo “Vecinos de la Chepevera”, con impacto en otras colonias.
Brenda Gil, que vive con su padre de 76 años en una residencia que se localiza en Patricio Milmo y José F. Muguerza, explicó que la noche del 24 de diciembre ya estaban dormidos, cuando empezó a percibir olor a quemado, y pensó que sólo era por los cohetes que encendían los vecinos celebrando la Navidad.
Pero en seguida tronó su refrigerador y empezó a arder de la parte de atrás, al tiempo que los focos se quemaron y empezó a salir humo de los conductos donde va el cableado. Estuvo sin luz durante cinco días, y al igual que otros vecinos sufrió daños en refrigeradores, hornos de microondas, pantallas, computadoras y otros aparatos eléctricos.
El incidente ocurrió, según testigos, porque un grupo de adolescentes tronaron una paloma dentro de un bote de plástico, sobre el que colocaron una piñata. Por la explosión el bote se elevó y quedó atrapado entre los cables del tendido eléctrico, causando fuego, fuertes estruendos y una falla en un transformador, que dejó sin luz a más de diez familias.
“En mi casa, hubo una descarga de más de 220 voltios, que provocó que mi refrigerador tronara, y tenía lumbre en la parte de atrás. Fui a mi cuarto y estaba lleno de humo negro, mi papá que tiene 76 años, fue a bajarle las pastillas al medidor, pero estaban pegadas y había lumbre mientras se escuchaba un tronadero por el incendio de los cables en la calle”, narró Brenda.
Explicó que el daño en puras reparaciones eléctricas y mano de obras, ascendió a unos 20 mil pesos, ya que fue necesario cambiar 80 metros de cableado, y deberá cambiar el medidor, pues a cinco días del incidente personal de la CFE hizo un arreglo provisional para restablecer el servicio de energía.
Los días previos, tenía que recargar su celular con algún vecino, mientras los alimentos los conservaba en el refrigerador de un hermano que vive a dos cuadras.
Expuso que ojalá quienes provocaron el problema, tomen conciencia y no vuelvan a tronar cohetes, porque pudieron causar una tragedia. Afirmó que los técnicos que realizaron las reparaciones, señalaron que la casa pudo explotar o incendiarse por la sobrecarga, ya que todos los cables se “achicharraron”.
El martes de la próxima semana, los afectados presentarán una demanda contra quien resulte responsable por los daños que sufrieron, porque los miembros de la familia que causaron el problema, no quieren asumir su responsabilidad y el día de los hechos siguieron su fiesta, como si hubieran hecho “alguna gracia”.
Precisamente Ana Gabriela Mexicano, expresó que el uso de pirotecnia, ocasiona diferencias entre vecinos, por situaciones como esta, y es una razón más para no utilizar cohetes para celebrar el Año Nuevo, además de que resulta un riesgo de que los niños sufran alguna lesión, ocasiona estrés en las mascotas, y resulta un gasto innecesario.
afcl