El drama de los desaparecidos aumenta en México; cada vez más familias sufren el dolor de tener un integrante desaparecido sin importar su condición. No se salva el rico, el pobre, tampoco los niños.
Esta tragedia ha llevado a la proliferación de colectivos de búsqueda en el país, cuyos integrantes hacen sus rastreos debajo de la tierra, tanto en el monte como en los cimientos de las casas, por mar, en la playa y hasta por aire con la ayuda de drones. Nada es suficiente, los hallazgos siempre son menores a la cantidad de desapariciones. Todo con recursos propios.
Ante este panorama, ayer el presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró que su gobierno “ha hecho todo” y no ha quedado a deber a los familiares de los desaparecidos.
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“Estamos atendiéndolo constantemente. En todas las giras hablo con madres, con familiares de desaparecidos. Lo que no permitimos es que se utilicen estos casos, tan lamentables, tristes, dolorosos, con propósitos politiqueros; es que hay, la verdad, mucha manipulación de medios”, declaró.
Otros datos
Ceci Patricia Flores Armenta, líder de las Madres Buscadoras de Sonora, uno de los colectivos más grandes, con más resultados y más reconocimiento nacional e internacional, respondió: “En este camino de dolor habemos quien abandonamos nuestra vida para buscar a los hijos y quienes abandonan sus ideales cuando llegan al poder. Usted no lo haga. Vaya con nosotras a una búsqueda y le aseguro que podrá distinguir entre desesperación y ‘politiquería’” .
Previo a eso, en entrevista con EL UNIVERSAL, señaló que “México se está cayendo a pedazos y el Presidente, candil de la calle y oscuridad de la casa, se pone a recibir en la mañanera a la señora [Estela de] Carlotto, presidenta y fundadora de las Abuelas de Plaza de Mayo, de Argentina, quien merece todo mi respeto, pero nosotras somos mexicanas y no sólo no nos ha escuchado, nos ha abandonado”.
Consideró que el gobierno “apoya más a los que callan que a los que buscan, por lo cual le quiero decir al Presidente que también nosotras, las madres mexicanas, necesitamos ser escuchadas y atendidas.
“Nuestros hijos, a pesar de ser una estadística para las autoridades, tienen el derecho de volver a casa y nosotros tenemos que hacer valer ese derecho”, expuso.
Con ella coincidió Delia Quiroa, titular del colectivo 10 de Marzo de Tamaulipas: “Las madres buscadoras estamos solas, estamos a la buena de Dios porque no hay alguna autoridad que destine recursos, personal, técnicas de localización o identificación, ni siquiera nos acompañan en las búsquedas, es increíble que nosotras estamos encontrando fosas y cuerpos con tan sólo palas y picos, es un trabajo que los especialistas deben hacer y no lo hacen”.
“Es muy difícil para nosotras [realizar las búsquedas], no hay seguridad, recursos, acompañamiento, [las autoridades] no quieren hacer su trabajo y menos cuando se trata de personas desaparecidas”, señaló.
Un problema en cifras
La tragedia de los desaparecidos en México es de tal magnitud que las familias han tenido que tomar el problema en sus manos, en el sentido más literal.
En un ejercicio realizado por corresponsales de EL UNIVERSAL se contaron al menos 234 colectivos de personas, en su mayoría mujeres, que buscan a los suyos en todo el país, un número que es aproximado y se mueve constantemente, conforme aumentan las desapariciones.
En Chiapas, donde este problema se ha incrementado en los últimos años, sólo se tiene reporte de un colectivo, pero se sabe de varias familias que buscan por su cuenta, sin protocolos ni protección, algo que también sucede en Tlaxcala.
El Registro Nacional de Fosas Clandestinas contabiliza en 2 mil 710 el número de entierros clandestinos hallados en México del 1 de diciembre de 2018 al 30 de enero de 2023.
Sin embargo, esta cifra es sólo una aproximación. De acuerdo con los registros históricos de la misma base de datos, los primeros hallazgos datan de 2007 en Baja California.
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Tan sólo Nuevo León, de 2006 a 2018 reportaron 71 hallazgos de fosas clandestinas, donde se encontraron los restos de 203 personas, y 19 hallazgos de “restos bajo superficie” de 340 personas.
En Veracruz, la primera fosa registrada tiene fecha del 8 de febrero de 2012, donde había seis cuerpos.
Cuatro años después, el 1 de abril de 2016, en el mismo estado se contaron 10 mil restos óseos en una sola fosa clandestina. En marzo de 2017, en siete fosas se encontraron 248 restos humanos.
La mayoría de los entierros clandestinos han sido encontrados por colectivos de familiares, algo que ya ha costado la vida a al menos 10 personas de 2020 a la fecha, entre ellas siete mujeres, de las cuales seis buscaban a sus hijos e hijas.
De acuerdo con el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas, en el país hay 110 mil 986 personas en este estatus, una cifra que abarca más de 60 años y no ha sido depurada, por lo que no es un dato exacto. A eso se suma que actualmente hay familias que no denuncian las desapariciones por miedo.
Al respecto, el Presidente afirmó ayer que en cerca de tres meses estará listo el censo de personas desaparecidas, el cual —detalló— es llevado a cabo por gobiernos estatales, fiscalías y servidores de la nación.
Las que trabajan y dan resultados
En más de cuatro años, las Madres Buscadoras de Sonora han realizado hallazgos de cuerpos y restos óseos de más de 2 mil personas.
Ceci Patricia reconoció el esfuerzo de sus compañeras, pero aún tienen más de 20 mil fichas de búsqueda procedentes de todo el país.
A pesar de haber iniciado en Sonora, este grupo se ha fortalecido más en Jalisco, con un ejército de mujeres dispuestas a todo para revolver a la tierra y encontrar a sus seres queridos. Tan sólo en Tlajomulco de Zúñiga, Jalisco, han localizado 160 cuerpos.
Por su parte, Delia Quiroa destacó que los colectivos de búsqueda en México hacen, con recursos propios, el trabajo que debería corresponder a las autoridades.
“Es necesario que las autoridades se pongan a trabajar y si no pueden, que renuncien, que le den la oportunidad a quien pueda y quiera hacer este trabajo. Necesitamos apoyo de todo tipo para seguir encontrando restos y que las familias encuentren a sus desaparecidos”, subrayó.
Por el momento, trabajan en el proyecto de la Barbie Buscadora, una muñeca que venden a 500 pesos.
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Unir fuerzas
Ceci Patricia reveló que tiene la intención de integrar un organismo nacional de búsqueda, pero no hay recursos para consolidarlo.
No obstante, se ha estado reuniendo con líderes estatales de otros colectivos de Tamaulipas, Guerrero, Oaxaca, Veracruz, Michoacán, pero no lo han formalizado para hacer un movimiento nacional.
Delia Quiroa, por su parte, propuso que la Federación haga mesas de trabajo con los colectivos del país a fin de generar políticas públicas para prevenir las desapariciones.