Ciudad Juárez.— Los constantes cambios en el flujo migratorio, el reforzamiento del muro fronterizo, así como la lentitud en las citas para el asilo político en Estados Unidos mantienen actualmente en alerta a cientos de personas en movilidad que a diario siguen llegando a esta frontera, pero aún más a los líderes de los albergues.
Juan Fierro, titular del albergue El Buen Samaritano, asegura a EL UNIVERSAL que desde que la Unión Americana anunció la deportación de migrantes venezolanos a su país y el cierre de la puerta 36, decenas de familias buscan ocupar algún espacio en los albergues.
“Dentro de la red de albergues, algunas personas ya han recibido familias de los migrantes que se han quedado aquí varados. Son pocos, pero ya comienzan a solicitar ese servicio”, afirma el activista.
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Fierro explica que el fenómeno migratorio en Ciudad Juárez y El Paso, Texas, es cambiante, pero esperan que la tendencia de migrantes que lleguen a la frontera se incremente durante el fin de año, a pesar de los reforzamientos del muro fronterizo que durante esta semana se han estado realizando en la zona conocida como Puente Negro.
“Generalmente, siempre ponemos un poco de atención para cuando se termina el año y diferentes grupos tienen que dar informes de lo que sucedió en el año. Siempre sucede que en esta fecha, de octubre a diciembre, es cuando se acumula gente en nuestra frontera, también porque comienza el frío”, refiere.
Ante este panorama, los albergues locales se preparan con alimentos, ropa y demás insumos para dar atención a las personas que van llegando y a los que están actualmente en la localidad y que están varadas, ya que no pueden pasar por la puerta 36 del muro fronterizo ni por otro punto de la frontera, o que no logran tener su cita con el CBP One para pasar de manera legal a Estados Unidos.
Tensa estadía
Durante la última semana, cientos de migrantes que han llegado a Ciudad Juárez se topan con la frontera blindada. Del lado mexicano están los operativos del Instituto Nacional de Migración (INM) que impiden que los migrantes crucen por el río de manera ilegal.
Del lado estadounidense se encuentra el blindaje de la Guardia Nacional de Texas que —además de resguardar la orilla del río Bravo— constantemente refuerza el muro fronterizo, el alambre y malla ciclónica colocada para evitar el paso de los migrantes.
“A nosotros nos dijeron que cruzar por aquí era facilísimo, pero llegamos ¿y qué nos toca ver?, una frontera cerrada, la puerta, el muro altísimo, mucho soldado americano y los de la Migración mexicana, que a esos sí les tenemos miedo por la experiencia de los [otros migrantes] que nos cuentan qué pasa, que extorsionan o roban”, asegura Daniel, un migrante venezolano quien hasta ayer no sabía si cruzaría la frontera o se quedaría en Juárez.
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Como él, cientos de migrantes más están en esta frontera a la espera de ver qué solución tienen en cuanto a sus procesos migratorios o si toman la decisión de regresar a sus países.
“Estamos sorprendidos porque en los mensajes que nos mandamos nos dicen que sí podemos pasar, pero nosotros vemos que no.
“La verdad estamos sorprendidos de cómo está cerrada la frontera”, comentaba otro migrante.