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La Patrulla Fronteriza de Estados Unidos (CBP) presentó ayer de forma oficial los ocho modelos o prototipos de muro fronterizo que llegaron a la última fase de la licitación para la construcción de la barrera en el límite con México.

El subcomisario interino de la corporación estadounidense, Ron Vitiello, fue el encargado de desvelar las ocho paredes, cuatro de cemento concreto y cuatro de “otros materiales”, de más de nueve metros de altura y que se han erigido en la Mesa de Otay, un área cerca de San Diego (California). El gobierno eligió esta zona por ser una de las que tienen más actividad de tráfico y cruce ilegal. Según la CBP, en 2016 se detuvo a más de 31 mil personas que trataban de entrar sin documentos a Estados Unidos.

“Los muros fronterizos han demostrado ser una parte efectiva en la estrategia integral para prevenir la migración ilegal de gente y drogas”, recordó el funcionario, justificando la necesidad de seguir con un proceso que se ha convertido en arma principal de la administración del presidente de EU, Donald Trump.

El siguiente paso es el análisis y evaluación para ver si cumplen las condiciones de impenetrabilidad necesarias, y si previenen su traspaso ya sea escalando o a través de túneles. También se determinará si responden a los requerimientos “estéticos” en la parte estadounidense de la barrera, así como los estándares medioambientales.

Desde finales de septiembre las seis compañías —seleccionadas por el gobierno anglosajón mediante una licitación— empezaron con la construcción de sus respectivos modelos de muro que deben estar diseñados para inhibir el cruce de indocumentados.

Las pruebas se empezarán a realizar dentro de un mes, cuando el cemento y demás materiales hayan terminado su proceso de secado y sellado. De ahí, en un periodo de entre 30 y 60 días, los expertos e ingenieros analizarán las características de los modelos.

Se prevé que salga un “nuevo estándar” de muro, que combine todas las buenas prácticas y dé paso al prototipo definitivo de barrera fronteriza.

El nuevo modelo, adaptado y resolutivo de todas las preocupaciones y diferentes zonas donde se va a aplicar el muro deberá pasar un nuevo proceso de licitación. En cálculos de Vitiello, podría alargarse entre tres y cuatro meses más hasta la definición final.

Hasta este momento no se sabe si se podrá llevar a cabo toda esta acción. La construcción del muro todavía no tiene fondos asignados por parte del Congreso, y la fase de prototipos sólo pudo realizarse gracias a una partida extraordinaria desviada de otra asignación.

De hecho, lo más probable es que no se dé ningún centavo de dólar para este fin, ya que los congresistas demócratas se han negado rotundamente a ello.

También se está a la espera de saber qué papel jugará el presidente Donald Trump en la selección de modelos para su prometido “bello y gran” muro. El miércoles dijo que “en las próximas tres semanas” viajará a San Diego para inspeccionar las construcciones. Vitiello confesó no tener ninguna información al respecto.

También inspira. Durante la construcción de los prototipos, decenas de personas dentro de territorio mexicano se han acercado para observar los trabajos al otro lado de la zona fronteriza.

Incluso antes, el anuncio de la edificación de la nueva fortaleza originó diferentes movimientos sociales como el del artista tijuanense Enrique Chiu, quien busca “hermanar” la frontera con su proyecto El Mural de la Hermandad: pintar el mural más grande del mundo, de 18 mil metros cuadrados.

Con ese tamaño, el muralista busca romper el Récord Guinness con el mural de exterior más grande del mundo, que actualmente mide 12 mil metros cuadrados y se encuentra en Ohio, Estados Unidos.

Desde el 1 de diciembre, Enrique comenzó a pintar, aunque la intención es hacerlo en otros cinco municipios de la frontera norte, Tecate, Mexicali, en Baja California; Ciudad Juárez, Chihuahua; Naco, Sonora y Reynosa, Tamaulipas.

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