Cancún.- El Congreso de Quintana Roo dará lectura este martes a un punto de acuerdo para exhortar al presidente Andrés Manuel López Obrador , al Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y a la Secretaría de Desarrollo Agrario Territorial y Urbano (Sedatu), que suspendan totalmente las obras y trabajos con motivo de la construcción del Tramo 5 del Tren Maya, de Cancún a Tulum.
Presentado el cuatro de marzo por la presidenta de la Comisión de Justicia, Kira Iris San, el punto de acuerdo no es de urgente y obvia resolución e incluye la solicitud de que el gobierno federal garantice el resarcimiento de los daños a la vida silvestre, cultural e histórica, ocasionados por el mega proyecto.
Este martes se dará lectura al punto de acuerdo y será turnado a comisiones, para su discusión y votación. La XVI Legislatura está dominada por el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).
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Las actividades de deforestación relacionadas con el Tren Maya, en ese tramo, carecen de autorización de impacto ambiental y de cambio de uso del suelo en terrenos forestales, pues ni siquiera se ha presentado a la Semarnat la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) correspondiente, para someter las obras a evaluación, como lo establece la ley.
“En diferentes municipios se puede observar que esta es una obra destructora, ya que es un proyecto improvisado y mal hecho, pues lo que se ha visto en la ejecución de esta obra, es que entran a destruir la flora y fauna, pero cuando se dan cuenta que no es el espacio físico adecuado para continuar con la construcción, cambian el trazo, por lo que se van a deforestar a otro lado.
“Así lo hemos presenciado, como uno de los tantos ejemplos tenemos el trazo a través del centro urbano de Playa del Carmen, en el cual después de gastarse más de 500 millones de pesos, se percataron que tenían grandes problemas”, se lee en la exposición de motivos del punto de acuerdo, consultado por EL UNIVERSAL .
Las primeras obras o actividades asociadas con el megaproyecto iniciaron el cinco de marzo del 2021, en el Tramo 5 que abarcaba 121 kilómetros de doble vía, de Cancún a Tulum, en ese momento sobre la carretera federal, como lo establecía el trazo original.
Con el avance de esos trabajos –se indica en el punto de acuerdo– surgieron problemas no considerados, como la división urbana y social de la ciudad de Playa del Carmen; el incremento exponencial del costo total de la construcción, por los gastos indirectos, entre ellos la modificación de las líneas de alta tensión de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y la compra de tierras ante el espacio insuficiente para el derecho de vía.
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También fueron creciendo los reclamos de cámaras empresariales por la potencial afectación en importantes vías y ocasionales bloqueos totales a la circulación de la carretera federal de Cancún a Playa del Carmen, además del riesgo ante el incremento de accidentes por el aumento de transporte de carga y maquinaria pesada en esa vialidad, por la cual circulan diariamente miles de trabajadores de la industria turística y vacacionistas o visitantes.
Además, se detectaron afectaciones a la propiedad privada, lo que generaría el inicio de numerosas controversias legales, sin contar la pérdida de más de 20 mil árboles que, supuestamente fueron trasladados, pero cuyo número, destino y sobrevivencia, hoy, no puede ser precisado por el propio Fonatur, de acuerdo con la respuesta de esa misma institución, a una solicitud de información con folio 3300142220-00030.
El entonces director del Fonatur, Rogelio Jiménez Pons, dijo en entrevista, el pasado 16 de diciembre –antes de ser relevado del cargo– que sumado a algunos de esos problemas, se vieron obligados a modificar el trazo original, debido a la imposibilidad de desarrollar el Tren Maya sobre la carretera, por tiempo y costos, sobre el suelo kárstico.
“La decisión fue, finalmente, por eso, la verdad. Tenemos varios estudios geológicos y geofísicos; llevo varios meses con esto y, finalmente, por eso fue la decisión: Tiempo y costo. Tenemos que estar muy seguros. No podemos tener una Línea 12 del metro aquí. No podemos darnos esos sustos.
“Hicimos escenarios y es muy complicado. Entonces el Tren ya no va por la parte intermedia, por lo del suelo kárstico, además de los problemas de tránsito que provocarán las obras”, declaró entonces.
El trazo se movió entonces de la carretera federal, a un costado, selva adentro, donde hay propiedad privada, pero también cenotes, cavernas subterráneas y ríos subterráneos que, el funcionario, aseguró estaban mapeados para no construir sobre ellos y reducir lo más posible los impactos ambientales, conforme a los estudios que, aseguraba, se tenían.
Sin embargo, casi un mes después de haber explicado lo anterior, de forma sorpresiva Jiménez Pons fue removido del cargo, lo cual se confirmó el 11 de enero. López Obrador lo atribuyó al “retraso de las obras” y a una supuesta falta de compromiso para acelerar los trabajos, a costa de todo.
“Es que necesitamos terminar estas obras y necesitamos responsables que estén comprometidos por entero, que no se detengan ante nada y se apliquen a fondo. El método de trabajo para poder llevar a cabo una obra se requiere un mando y se requiere una supervisión permanente, constante”, dijo el presidente, el 25 de enero.
Jiménez Pons contaba con un equipo nutrido por especialistas en distintas disciplinas, denominados “enlaces territoriales”, para dar seguimiento al desarrollo de los trabajos en material legal, ambiental, social y cultural, además de áreas de socialización y acompañamiento e incidencia con las comunidades y organizaciones que participaron en la Consulta hecha sobre el proyecto.
Al asomo del nuevo titular del Fonatur, Javier May Rodríguez, el último trazo –que había sido modificado– volvió a cambiar y todo el equipo de Jiménez Pons fue desmantelado.
Los enlaces territoriales desaparecieron y el trabajo de seguimiento al proyecto se desvaneció, pues conforme a lo que el propio May Rodríguez declaró en Cancún, ya no era necesario que el Fonatur interviniera, pues las obras quedarían a cargo de las empresas que ganaron la licitación y del Ejército.
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Con esos antecedentes y, sin contar con la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) a que obliga la ley, y excluyendo a las y los especialistas y ciudanía que solicitó a López Obrador –el 14 de febrero– la realización de una consulta para definir la ruta, maquinaria pesada destruyó selva virgen para abrir una brecha de entre 50 y 60 metros de ancho y al menos 17 kilómetros de largo, lo cual fue detectado el 28 de febrero por ciudadanía de Playa del Carmen.
Con base en ello y el posicionamiento de más de una veintena de organizaciones civiles y científicos que exigen el freno de la obra, la diputada por el Partido Acción Nacional (PAN), Kira Iris San, presentó el 4 de marzo el punto de acuerdo antes mencionado.
En éste, cita lo advertido por científicos que han insistido en que este nuevo trazo pasa sobre el sistema de cuevas inundables o sumergidas y la red de ríos subterráneos más grande del mundo, en donde confluyen sistemas como Dos Ojos o Sac Actun, además de poner en riesgo la llamada “Falla de Holbox”, que es el colector de agua de lluvias más importante en el estado, que alimenta el acuífero.
afcl/acmr