San Pedro Ixtlahuaca.— Eréndira no tiene dudas cuando dice que este es el peor momento de su negocio desde que inició hace dos años, en medio de la . No sabe si esto es por la llamada cuesta de enero, pero las ventas están por los suelos.

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“Las ventas están muy bajas y lo peor de todo es que los insumos están subiendo demasiado, sobre todo la verdura. Un kilo de tomate está en 35 pesos, una lechuga en 30 y el chile llegó hasta los 100 pesos; está excesivamente caro y no ayudan en nada las malas ventas”, asegura.

Ella y su familia viven de una taquería en San Pedro Ixtlahuaca, pero con el aumento de precios y el desplome de las ventas, sus ganancias se han esfumado porque ellos no pueden subir el precio de los tacos al ritmo que sube todo lo demás.

Lo que vive esta comerciante es reflejo de la situación en todo Oaxaca. De acuerdo con datos del Inegi, es la entidad con la mayor inflación en todo el país y, por tanto, también la más cara, pues con 10.1% en el aumento de los precios, hasta diciembre pasado, se ubica 2.3 puntos por encima de la media nacional y 3.2 si se trata del rubro de alimentos.

Según Cuauhtémoc Rivera, presidente de la Asociación Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec), estos niveles de inflación se traducen en que los mexicanos han perdido 30% de su capacidad de compra en comparación a lo que se vivía antes de la pandemia.

“De un peso, los mexicanos estamos consiguiendo menos. Nuestra capacidad de compra cayó 30% y en igual medida cayó el poder de venta”, dice.

Además, con base en datos de la asociación, estima que como resultado de la inflación las ventas han decaído hasta 50%.

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¿Por qué le pega al sureste?

Junto a Oaxaca, Campeche, Yucatán y Michoacán encabezan la lista de las entidades con la más alta inflación. Lo anterior, explica el presidente de la Anpec, es simple, se debe a que este fenómeno golpea más en donde hay más pobres y en el caso de la entidad oaxaqueña más de 2.5 millones de personas viven en esta condición. De acuerdo con cifras de la Secretaría de Bienestar federal, 62% de la población del estado enfrenta pobreza moderada o extrema.

“Oaxaca es uno de los territorios más pobres del país y esa pobreza limita mucho la capacidad de consumo. La gente lo está resistiendo, los comerciantes ven complicadas sus ventas y la gente, complicadas sus compras. Se están viviendo movimientos telúricos de inflación en ese estado”, explica Rivera.

Entre los factores que complican el escenario, señala que la entidad también es una de las que ofrece menos oportunidades, pues de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), 68.2% de la población vive en pobreza laboral, “por lo que la actividad comercial, formal e informal, es la más socorrida, junto con el turismo”.

Es por eso, agrega, que es tan grave que se desplome la utilidad de los comerciantes, pues significa que se está “precarizando” una de las principales actividades económicas.

“La inflación es algo que empobrece, que precariza. Si una de las principales actividades laborales es el comercio y éste está deprimido, su condición de vida también se desploma”, agrega.

Eréndira lo confirma: “Los que sufren son los negocios. Vas muy limitado, no está saliendo para la inversión y además hay que pagar a las empleadas, el gas, renta y luz”.

En su caso, en este inicio de año el desplome de las ventas ha sido de hasta 70%, mientras que el monto para invertir casi se ha duplicado, pues antes con 4 mil pesos le alcanzaba para surtir por una semana, mientras que ahora requiere más de 7 mil, y pues las cuentas no salen.

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