Culiacán.— La Secretaría de Salud de Sinaloa desplegó brigadas sanitarias a los municipios del sur del estado, los más castigados por las intensas lluvias que azotaron al estado el pasado jueves, donde se mantienen en albergues más de 190 personas. Informó que el municipio más castigado es Mazatlán, con 22 colonias inundadas.
Ante los pronósticos de continuación de lluvias de fuertes a puntuales, la Secretaría de Educación Pública del estado mantuvo ayer la suspensión de clases en los municipios de Culiacán, San Ignacio y Mazatlán.
Jorge Alan Urbina, titular de la Comisión Estatal para la Protección contra Riesgos Sanitarios, informó que en el municipio San Ignacio se abrieron tres albergues, ante la fuerte creciente del río Piaxtla, que capta agua que baja de la sierra. Señaló que además se revisan las condiciones sanitarias y de salud de las 75 personas que se refugiaron en la Escuela Secundaria número 47, ubicada en la cabecera municipal, y 26 más en la escuela José María y Morelos, en Estación Dimas.
Destacó que en el caso de Mazatlán se tienen abiertos dos albergues, uno en el Club de Leones, donde se atienden a unas 90 personas, quienes fueron desalojadas de sus viviendas con el auxilio de elementos del Ejército, la Marina y policías estatales y municipales.
Recordó que en Mazatlán las lluvias más fuertes se concentraron por espacio de casi 12 horas desde la madrugada del pasado jueves, lo que provocó que en 22 colonias se tuvieran inundaciones y la vialidad en el centro se colapsara.
El secretario de Obras Públicas del Estado, Osbaldo López Angulo, señaló que se vigila el comportamiento del arroyo de Jabalines, cuyo caudal provocó en algunas colonias del puerto inundaciones, puesto que se encuentra en proceso de rehabilitación.
Sobre el corte que se tuvo en la maxipista Mazatlán-Culiacán, a la altura del municipio de Elota, al abrirse un socavón, expuso que ya se rehabilitó ese tramo.
En tanto, debido a las fuertes lluvias que azotaron en Sonora, la Cuarta Zona Militar aplicó el Plan DN-III-E en los municipios de Álamos, Cajeme, Hermosillo y Moctezuma, con el fin de salvaguardar la integridad física de los pobladores, así como sus bienes.
Los aguaceros causaron daños en cultivos, comunidades inundadas, derrumbes de cinta asfáltica y caminos y carreteras destrozadas.