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Oaxaca de Juárez.— Con un machete, Malco de Jesús Sandoval se enfrenta a temperaturas de más de 400 grados centígrados para apagar el fuego que devora los bosques de Oaxaca y que en lo que va del año ha consumido más de 30 mil hectáreas.
Él es uno de los 200 combatientes de la Comisión Estatal Forestal de Oaxaca (Coesfo) y aunque es originario de Puebla, desde hace 14 años lucha contra los incendios forestales en territorio oaxaqueño, pese a las condiciones climatológicas y a las carencias laborales a las que se enfrentan los brigadistas.
“Ya es como un deporte, ya no le tenemos miedo al fuego porque ya sabemos cómo controlarlo, ahora sí que nuestra misión es cuidar el bosque que tiene Oaxaca”, platica Malco, quien a sus 50 años recorre decenas de kilómetros por los cerros del estado para controlar cada siniestro. Hasta el 13 de mayo sumaban 247 incendios forestales, 14 aún están activos.
Malco dice que un machete y un casco son las principales herramientas de un combatiente, por lo demás, viajan apenas con lo indispensable: “En la mochila viene mi sleeping, limatón para sacarle el filo a mi machete, mi lámpara, mis atunes, vienen mis frijolitos”, explica.
Y así, con este equipo, los combatientes acuden a cada zona del estado a sofocar el fuego, sin detenerse, sin dormir y hasta sin comer. En ocasiones son necesarios hasta cuatro días continuos sin descansar para apaciguar el fuego.
“Ahorita no estamos descansando porque salimos, llegamos, ahorita está complicado, está el mero tiempo crítico”, dice.
Malco es jefe de brigada y pertenece a la B-11 Corral de Piedra; su principal labor es ir al frente de los demás combatientes y comuneros, para abrir camino. “Hay que abrir brecha, tumbar todos los palos pequeños y abrir el carril, con brecha y contrafuego se apaga en los cerros, mientras en las partes bajas, si hay agua, usamos mochilas aspersoras o con ramas”, explica el hombre.
A pesar de su labor incansable, los brigadistas trabajan sin un contrato laboral, sin prestaciones como seguridad social, y con retrasos en los pagos de sus sueldos que llegan a ser de hasta cinco meses, denuncia. Además, su salario es de apenas 260 pesos por cada 24 horas laborales bajo fuego. Cuando logran sofocar en un incendio, son enviados a otro siniestro.
“En cada incendio tenemos diferente reacción por el tiempo atmosférico y topamos con diferentes topografías. El incendio que es superficial es leve, pero cuando es de copa es muy difícil, porque viene fuera de control”, explica.
Bajo estas condiciones, Malco y los otros 199 brigadistas de la Coesfo trabajan junto con el personal de la Comisión Nacional Forestal (Conafor), Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), comuneros y autoridades locales, incluso, con el Ejército, con quien hacen equipo para apagar el infierno que se vive este año en los bosques de Oaxaca, la entidad más afectada del país, según Alfredo Aarón Juárez, director de la Coesfo.
El riesgo no es menor. Durante esta temporada de incendios dos comuneros han muerto en Oaxaca en su intento por frenar la voracidad de las llamas. El primer caso sucedió el 28 de enero, cuando un poblador de San Pedro Guegorexe, de 18 años, falleció mientras combatía un siniestro en San Martín Tilcajete.
La segunda muerte ocurrió el 26 de abril en Santiago Tlazoyaltepec, en los Valles Centrales, donde un hombre de 48 años murió en su lucha por apaciguar el fuego.
En la entidad las regiones más afectadas son el Istmo de Tehuantepec, en la zona de Los Chimalapas, donde las llamas han consumido más de 17 mil 500 hectáreas, así como la Mixteca, la Sierra Sur y los Valles Centrales.