Desde el edén tabasqueño, nos cuentan que quien sigue con el agua hasta el cuello, y no precisamente por las inundaciones, es el exalcalde de Macuspana Roberto Villalpando Arias (Morena), luego de que el Congreso de Tabasco —de mayoría morenista— reprobó la cuenta pública municipal 2019. Nos refieren que la decisión fue tomada luego de que el Órgano Superior de Fiscalización (OSF) detectó irregularidades por más de 48 millones de pesos, por lo que ahora don Roberto se pone en la mira a pesar de que hace unos meses argumentó “un problema de salud” para solicitar licencia al cargo junto con todos los integrantes de su Cabildo, y en su lugar se quedó un concejo municipal. ¿La ropa sucia se lavará en casa?

Ni con todo el derroche jala simpatizantes

Quien a pesar de sus millones no ha podido comprar la simpatía de los votantes, nos platican, es el precandidato de Movimiento Ciudadano a gobernador Ricardo Bours Castelo, y para muestra un botón, pues nos detallan que don Ricardo ha gastado de septiembre a la fecha más de un millón 880 mil pesos para posicionarse —según su propio reporte de gastos—, pero la gente ha sentido como insensibles sus anuncios y hasta insultantes, pues, ahora que hay tantas personas que se ha quedado sin empleo, don Ricardo se publicita con un estilo de vida ostentoso como en su eslogan: “Un sonorense de verdad sabe hacer una carne asada”, donde aparece con unos cortes finos de un grosor bastante generoso, por lo que algunos ya están buscando cómo darle la vuelta.

¿Y la austeridad, apá?

Nos cuentan que, en Sinaloa, los que se llevaron el abucheo de cibernautas fueron los 40 diputados del Congreso local por el jugoso aguinaldo de más de 154 mil pesos que se recetaron, pero en especial la crítica se fue contra los 23 legisladores de la banca da de Morena, porque siempre están enarbolando la austeridad republicana, pero se les olvida en estos casos. Nos dicen que los morenistas se justificaron con el argumento de que fue lo mismo que les tocó el año pasado, pero se les olvidó que sus antecesores recibieron casi la mitad en su último año y, aunque algunos reconocieron el exceso, otros prefirieron irse por la fácil y prometer que donarían la prestación a causas sociales o al sector salud, pero ya sabemos que, del dicho al hecho, hay muuucho trecho.

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