Culiacán.- En el primer semestre de 2017, un total de 12 policías municipales y estatales fueron asesinados, dos más se encuentran desaparecidos. Sus muertes no fueron al azar, ellos eran amigos y en algún momento coincidieron al estar asignados a la zona sur de Culiacán, capital del estado.
De acuerdo con testimonios de agentes que solicitaron el anonimato y de otros que alertaron antes de su muerte, el detonante de esta violencia está relacionado con la guerra por el poder del Cártel de Sinaloa que mantenían las facciones controladas por los hijos de Joaquín "El Chapo" Guzmán —principalmente Iván Archivaldo, El Chapito— y su antiguo socio y compadre Dámaso López Núñez "El Licenciado", una reyerta que alcanzó a inocentes y cuyas heridas se mantienen abiertas a más un año de la extradición del capo a la Corte Federal de Estados Unidos (19 de enero de 2017).
Existe la sospecha de que mandos de la Secretaría de Seguridad Pública y Tránsito Municipal de Culiacán (SSPyTM) y de la Policía Estatal Preventiva de Sinaloa (PEP), a la que pertenecían las víctimas, colaboraron activamente en alguna de las partes del cártel fragmentado.
Según la información pública, a la fecha ninguno de los homicidios y desapariciones forzadas ha sido esclarecido por la Fiscalía General del Estado, a pesar de que las familias de las víctimas piden justicia.
El pasado 23 de enero, familiares de los dos agentes que permanecen desaparecidos —Reyes Yosimar García Cruz, de 28 años, y José Antonio Saavedra Ortega, de 36— y quienes han suplicado a las autoridades el apoyo para encontrarlos, se arriesgaron y enviaron una carta abierta al Cártel de Sinaloa.
“Sólo pedimos a los grandes capos, a los jefes del Cártel de Sinaloa y a quienes se llevaron a nuestros familiares, que nos ayuden a que puedan regresar o nos digan dónde —los— pudiéramos encontrar, la peor tortura a las familias es no saber dónde se pueden encontrar nuestros familiares”.
El fiscal general, Juan José Ríos Estavillo, declaró tras este documento, que la fiscalía a su cargo se encuentra investigando y aseguró que hay apoyo a las familias.
¿Engranes con el narco?
Los testimonios de algunos agentes señalan: detrás de la muerte y desaparición de policías, están involucrados los dos grupos que disputan el control del Cártel de Sinaloa, presuntamente coludidos con mandos de la Secretaría de Seguridad Pública y Tránsito Municipal de Culiacán (SSPyTM) y de la Policía Estatal Preventiva de Sinaloa (PEP), a la que pertenecían las víctimas. Los Chapitos pusieron en la mira a quienes presumen que estaban al servicio de El Licenciado, advierten.
Refieren que el embate comenzó tras un operativo que se realizó en Culiacán, la madrugada del 17 de enero de 2017. Esa fecha, un grupo de policías municipales y militares detuvieron a cinco presuntos delincuentes, entre ellos estaba Onésimo Méndez Covarrubias El One, uno de los jefes de célula de Iván Archivaldo Guzmán Salazar, El Chapito, quien controla parte del narcomenudeo en la capital de Sinaloa. En el operativo estuvo involucrado el comandante Israel Ruiz Félix, supervisor operativo de la Policía Municipal.
El One fue trasladado a los separos de la Dirección de Seguridad Pública Municipal localizada en el sector Bachigualato, pero aunque Ruiz Félix y sus agentes trataron de consignarlo, Onésimo Méndez no fue puesto a disposición del juez de Control a pesar de que portaba armas de fuego. En menos de 48 horas logró su libertad sin cargo alguno. La defensa arguyó fallas en el debido proceso.
El 21 de enero, cuatro días después del incidente con El One, un comando levantó al comandante Ruiz Félix, quien gozaba de su día de descanso en casa de sus padres.
El militar tenía 22 años de servicio y le faltaban tres para jubilarse. También se conoce —de acuerdo con expedientes judiciales—, que trabajaba para el capo Dámaso López, "El Licenciado".
Según la información, como colaborador de "El Chapo" Guzmán, Dámaso López se encargó de tejer una red de corrupción en las corporaciones policiacas. Expedientes judiciales han revelado que era el hombre encargado de pagar la nómina a mandos de las policías y establecer relaciones con el gobierno. Uno de estos engranes señala a una de las víctimas. Sin embargo, insisten en que no hay elementos que sustenten esa afirmación.
“Todo empezó ahí —con el levantón del comandante Israel—, sabemos que fue él quien entregó los nombres de los demás policías que colaboraron en su grupo”, comentó un agente que por seguridad pidió el anonimato.
El 23 de febrero se localizaron restos humanos en los límites de los municipios de Culiacán y Navolato, que luego de pruebas genéticas, se confirmó, eran del funcionario de seguridad, Israel Ruiz Félix.
Escalada de violencia contra agentes
Descubierta la presunta red de apoyo policial, el lunes 23 de enero —dos días después de que Israel Ruiz Félix fue levantado—, también se llevaron al agente José Antonio Saavedra Ortega, quien tenía 12 años como policía.
El jueves 26, el policía Reyes Yosimar García Cruz estaba a punto de meterse a la ducha en su domicilio de la colonia Infonavit Humaya cuando corrió con la misma suerte que sus dos compañeros. De los tres municipales, sólo ha sido encontrado el cuerpo de Ruiz Félix.
Crímenes en serie
Los atentados y crímenes se fueron acumulando, y para entonces los policías, contaban que el grupo cercano a Ruiz Félix colaboraba con El Licenciado. El 19 de febrero, cuando la guerra entre las dos facciones del Cártel de Sinaloa llegaba a su punto álgido, con el asedio a la población civil en comunidades como Villa Juárez, Navolato, los comandantes Jorge Eusebio Soto Sauceda y Jesús de José Ríos, de la Municipal y de la Estatal Preventiva, respectivamente, fueron asesinados.
El primero fue interceptado sobre el bulevar Enrique Félix Castro del sector Humaya cuando circulaba en un automóvil Toyota Corolla, y el comandante Ríos fue acribillado a tiros en una calle de la comunidad de Culiacancito.
Un mes más tarde —22 de marzo de 2017—, y luego de pasar casi dos meses de vacaciones, Jesús Alberto López Vargas, comandante Splinter, fue asesinado justo al salir de la base de altos muros de la Policía Municipal. Días antes había dado una entrevista a un programa de radio, acusando a sus jefes de dejar en el abandono a sus subordinados.
La noche en que sicarios de Los Chapitos mataron al comandante Splinter, el policía José Elías Ontiveros Rivera, conocido como El Cubano, también fue abatido cuando resguardaba una casa de seguridad en la colonia Aurora, en la cual meses atrás militares habían dado muerte a René Velázquez, uno de los líderes del grupo de sicarios Los Ántrax, brazo armado de Ismael "El Mayo" Zambada.
Dos días más tarde, el 24 de marzo, el agente de la Policía Estatal Juan Alfredo Medina Dorado fue asesinado en Navolato; el 26 de marzo, otro agente municipal sufrió un atentado cuando circulaba en su vehículo sobre el bulevar Emiliano Zapata, en el sector Centro Sinaloa. Una lluvia de balas le pasó cerca a la unidad, aceleró y alcanzó a refugiarse en la base de la Policía Ministerial ubicada a unas cuadras. El elemento más tarde se dio de baja y se marchó de Sinaloa.
Quien sí intentó hablar con la prensa fue el agente Juan Carlos Zavala Valencia, pero no deseaba que su nombre apareciera publicado. “Es uno de los jefes de arriba de la Municipal en colusión con los hijos de El Chapo quienes nos están matando”, comentó en aquellos días. Sabía que tarde o temprano irían contra él.
El 1 de abril fue interceptado cuando salió de su turno laboral y se dirigía a su domicilio. Iba sobre la calzada Heroico Colegio Militar en una motocicleta, a la altura de la colonia Nueva Galicia. Llevaba el uniforme puesto y desde que empezaron los crímenes siempre llevaba la pistola de cargo, las fornituras y el chaleco antibalas bien puestos. Su declaración no alcanzó a salir en los medios.
El 4 de abril, los agentes Jaciel Amador Mendoza y Juan Zurita Hernández también salieron muy temprano del turno de la madrugada. Como eran vecinos, Zurita le ofrecía aventón a su compañero en el sector Alturas del Sur. Al arribar, ya los matones los esperaban. Los policías portaban sus armas y le hicieron frente a la emboscada. Antes de ser asesinados, hirieron de muerte a uno de los sicarios, cuyo cuerpo quedó en el lugar.
Los crímenes violentos continuaron. El 13 de abril en la colonia El Vallado fue asesinado el agente de Tránsito de Culiacán Marcio Herrera Quiroga, y semanas más tarde, el 18 de junio, cuando ya El Licenciado había sido detenido en la Ciudad de México el 3 de mayo en un lujoso departamento de la colonia Nueva Anzures, un comando atacó al comandante de la Policía Estatal, José Felipe Morales Antuna, quien iba con uno de sus colaboradores.
De acuerdo con la Fiscalía General del Estado, Morales Antuna fue privado de la libertad un mes antes en la sindicatura de El Dorado, territorio que era disputado por Los Dámaso y Los Chapitos. Había sido dejado en libertad luego de ser golpeado y amenazado. No sobrevivió, pero su escolta sí.