En playa Revolcadero, en la zona Diamante, hay dos formas de vacacionar en medio de la pandemia de Covid-19.

Es Sábado de Gloria y los turistas llegaron a asolearse; unos lo hicieron resguardando las medidas sanitarias ordenadas en esta contingencia y otros, de plano, las incumplieron.

En cuanto se va recorriendo la franja de la playa, esas diferencias se van haciendo cada vez más gráficas.

Los visitantes que están en los tramos que corresponden a los condominios y hoteles guardan perfectamente la sana distancia; entre uno y otro toldo hay unos dos metros y medio. El espacio entre ellos hace que el uso del cubrebocas se pueda obviar.

Es más, estos visitantes están en tramos de playas resguardados, marcados por tubos en los que no se permite el acceso a nadie que no esté hospedado en determinado hotel o condominio. Hay letreros que impiden que ahí se realicen paseos recreativos en caballos o cuatrimotos, además de que hay guardias cuidando que las disposiciones se cumplan.

70% de ocupación se registró en el área de condominios de la playa Revolcadero, en la zona Diamante. 

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Conforme se va avanzando hacia el final de playa Revolcadero la aplicación de las medidas sanitarias van desapareciendo y la fisonomía va cambiando.

Dejan de haber toldos uniformes con apariencia de nuevos y comienzan a aparecer otros descoloridos o las palapas.

El orden también se va desvaneciendo. La sana distancia se va reduciendo, los toldos comienzan a amontonarse, la aglomeración es evidente, además de que el uso de cubrebocas aquí también es obviado.

El gobierno de Guerrero decretó para este periodo vacacional un aforo en playas, hoteles, restaurantes y bares de 60%.

Para las playas, las autoridades establecieron un horario de 7:00 a 18:00 horas, además de no ingresar con alimentos y bebidas alcohólicas, pero en Revolcadero esto último se incumplió: los turistas llegaba con sus hieleras y con sus bolsas con alimentos.

Playa Revolcadero se vuelve un mar de contrastes
Playa Revolcadero se vuelve un mar de contrastes

Sin embargo, para los prestadores de servicio, que esta sea una de las zonas donde se espera la llegada de turistas de mayor poder adquisitivo, este año no fue así.

“Sí llegó la gente, pero no gastó mucho, no está consumiendo”, dice un hombre que ofrece la renta de mesas y toldos.

“Ayer me salvó que hice mandados, unos chavos me mandaron a comprarles una botella, pero yo les dije que yo gano por la comisión de su consumo, pero me dijeron que sólo venían a echar desmadre y que en lo que menos pensaban era en comer”, relata.

El hombre explica que en esta zona de por sí el consumo lo realizan una parte de los visitantes, porque los que llegan a los condominios se encierran y nadie se les puede acercar.

Pese a esto, el consumo limitado es un alivio para muchos de los prestadores de servicio.

“Unos chavos me mandaron a comprar una botella, les dije que gano por comisión, pero me dijeron que en lo que menos pensa-ban era en comer”, vendedor. 

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“La verdad sí es un aliviane que no hayan cerrado de nuevo las playas, nos la vimos dura y ahorita estamos como sacando al buey de la barranca”, dice otro prestador de servicio.

Una mujer que recorre la playa ofreciendo mesas y toldos lanza ofertas para atraer a los visitantes. “A 200 [pesos] la mesas con toldo”, comenta primero, después pide 150 y al final dice que será gratis si le consumen 300 pesos en bebidas o alimentos.

“No ha sido una buena temporada; no como las de antes, pero tenemos que seguirle, no hay de otra”, expresa la mujer y apresura el paso para alcanzar a otros turistas.

Este Sábado de Gloria amaneció a 50% la ocupación hotelera en la zona, al límite del aforo permitido por la autoridad.

La mayor afluencia fue en los condominios, los cuales registraron 70% de ocupación , según información emitida por la Secretaría de Turismo.