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Juchitán.— Desde hace meses, Oaxaca arde: el fuego consume miles de hectáreas de bosques y selvas, pero no hay capacidad gubernamental para sofocarlo, por lo que se ha extendido a la zona alta de niebla, la cual nunca había sido alcanzada por un incendio y a donde sólo se accede tras cinco horas a pie.
Actualmente, 17 incendios forestales están activos en el estado; siete están en Santa María Chimalapa, de los cuales cuatro están avanzando sin control ante la falta de apoyo aéreo y el agotamiento de los combatientes voluntarios, alertó el presidente de los comuneros, Vidal López Hernández.
“Por este medio me dirijo a la comunidad internacional para que nos preste la ayuda con aeronaves especializadas en el combate contra los incendios forestales, como los helicópteros Air Crane, que se usaron para liquidar los incendios que se presentaron en la zona centro de los chimalapas en junio de 1998. Clamamos por el apoyo internacional porque ni el gobierno de México ni el de Oaxaca han mostrado un interés legítimo para sofocar las conflagraciones.
“Creen que le hacen un daño a la comunidad de Los Chimalapas, pero no saben que el daño se lo están haciendo al mundo porque esta es la región de mayor diversidad biológica de México y Mesoamérica”, añadió.
De los siete incendios en Santa María Chimalapa, en algunos casos hay brigadistas y comuneros voluntarios combatiendo el fuego sin descanso desde el 24 de mayo, como en los parajes del río El Corte y Tres Picos. Lo hacen con recursos propios, su cansancio y alimentos.
El presidente de los comuneros de Santa María Chimalapa, Vidal López Hernández, explicó que apenas el pasado 5 de junio surgió otro incendio, ahora en Arroyo Sardina, que está consumiendo bosques de niebla, y el de Arroyo Estaca, que surgió el 3 de junio y que está afectando la Reserva Comunal de Cerro Azul, donde hay cedro y caoba.
López Hernández detalló que, al igual que en las demás conflagraciones, se necesita la ayuda aérea para combatir los incendios forestales del río Magiponó y Escolapa 2, que surgieron el pasado 2 de junio, debido a que se localizan en parajes escarpados, de difícil acceso terrestre, y con tantos días de combate, con jornadas de cinco horas de caminata, la gente está agotada.
A pesar de que en la ciudad de Juchitán viven familias de Santa María Chimalapa que están realizando campañas de acopio de víveres y agua, y que hace unos cinco días el sistema DIF de Oaxaca envió 300 despensas con bolsas de frijoles, arroz y aceite, hace falta más ayuda alimenticia porque cada comunero está combatiendo con lo que tiene.
“Hago un llamado a las autoridades y a los pueblos vecinos que nos ayuden con víveres y con agua, porque se trata de salvar uno de los pulmones más importantes del mundo, como es la selva de Los Chimalapas”, indicó el dirigente de los comuneros.
Entre abril y mayo pasado, los incendios no dieron tregua a los campesinos de San Miguel Chimalapa, y ahora le tocó a Santa María.
El coordinador de Maderas del Pueblo y coordinador regional del Comité Nacional para la Defensa y Conservación de los Chimalapas, Miguel Ángel García Aguirre, lamentó que las autoridades federales y estatales no tomen en cuenta la importancia de la biodiversidad que tienen Los Chimalapas para gestionar la ayuda aérea, que hace mucha falta.
En sus 600 mil hectáreas de bosques de pino y selva de niebla, para dimensionar la importancia de su ecosistema, se ubican tres grandes cuencas hidrográficas que alimentan los ríos Coatzacoalcos, al norte, Grijalva, al oriente, y los que bajan al sur, como el Ostuta, el Novillero y Espíritu Santo, que desembocan en el golfo de Tehuantepec.