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Huixtla.— Bajo una pertinaz lluvia, unos 2 mil migrantes de la caravana que partió de Tapachula la madrugada del pasado jueves siguió su camino hacia Estados Unidos la tarde de ayer, tras tomar un descanso.
Hombres, mujeres y niños aprovecharon la mañana para descansar bajo el techado de la cancha de basquetbol, mientras otros lavaron ropa y se bañaron en el río. Algunos más, curaron sus pies debido a las ampollas causadas por las largas caminatas.
La fuerte lluvia que azotó esta ciudad, ubicada a unos 45 kilómetros de Tapachula, no impidió que el contingente de extranjeros en movimiento provenientes de Venezuela, Cuba, Colombia, Haití, Perú, Ecuador, Honduras, Guatemala, El Salvador y Nicaragua continuara su camino hacia el siguiente punto de descanso en el poblado de Villa Comaltitlán.
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Escoltados por una patrulla de la Policía Estatal para evitar accidentes en la carretera, los integrantes de la caravana iniciaron su camino con las mochilas al hombro, donde guardan las pocas pertenencias que pueden cargar.
Cinco familias provenientes de Venezuela y Perú adquirieron triciclos para transportar enseres domésticos como ventiladores, ropa y a menores lactando. Una veintena de jóvenes se hicieron de bicicletas para evitar la caminata, mientras que otros transportan sus pertenencias en carritos de supermercados, cajas de plástico que habilitaron con rueditas que arrastran para no cargarlas y carriolas.
En este contingente viaja una pareja de cubanos: Dayane y su esposo Yajane, así como su perrita Dina, que transportan en una carriola para evitar las largas caminatas. La joven pareja cuenta que su perrita, de dos años, “llegará con nosotros a Estados Unidos, ese es el objetivo”.
La perrita de pelaje negro camina al lado de la pareja pero cuando ya la observan cansada la suben a su carriola.
Esta noche, el objetivo es avanzar unos 30 kilómetros, hasta el poblado de Escuintla, para descansar antes de seguir su ruta.
Tras una hora de caminar, el Sol va apagando su luz, y casi de noche la caravana migrante cruza el puesto migratorio conocido como El Hueyate y ante la mirada de agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) y efectivos de la Guardia Nacional (GN) el grupo sigue su camino. Los migrantes no pierden la esperanza de llegar pronto a su destino: Estados Unidos.