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Ciudad Juárez.— “Ya estamos aquí; la esperanza no muere”, asegura Fernando, un migrante nicaragüense, quien, junto con su familia, busca un espacio libre entre el alambre de púas y la malla del muro fronterizo que divide Ciudad Juárez y El Paso, Texas, para poder cruzar a Estados Unidos.
Ahora el paso es más complicado, porque tienen que recorrer un largo trecho, de la puerta 25 a la 40, para aprovechar algún descuido de la vigilancia texana y poderse internar a territorio estadounidense.
El joven cuenta a EL UNIVERSAL que llegaron a hacer tres días en tren a esta localidad, desde Chihuahua, aun con el temor de ser bajados como otros de sus compatriotas que tuvieron que seguir su camino a la frontera caminando o esperar en el campamento improvisado en la capital del estado.
El migrante relata que al llegar a Juárez se toparon con que la malla ciclónica y el alambre de púas les impedía cruzar por la puerta 36, por lo que debían buscar otra forma de llegar a su destino. “Nos traen de la puerta 25 a la 36, de la 36 a la 40, algunos tienen suerte y cruzan, pero otros, como nosotros no, toca esperar”, expresa el joven sentado en la arena del bordo fronterizo, mientras se comía un sándwich que lograron hacer con un pan de caja, un poco de jamón y queso amarillo que compraron en una tienda de autoservicio cerca del marcador 36.
Debido a que no habían logrado pasar la frontera la noche del jueves y mañana del viernes, el nicaragüense y su familia pasaron la noche en un pequeño campamento que han montado los migrantes en la zona cercana al marcador 36, sobre el río Bravo, donde las personas en movilidad pasan la noche en tanto buscan cómo cruzar.
“Tenemos tres días aquí en este sitio. Los agentes [de la Guardia Nacional de Texas] nos dicen que no nos podemos quedar aquí; la migración mexicana [agentes del Instituto Nacional de Migración] nos dicen lo mismo. Nosotros los ignoramos y nos quedamos, porque acá es más seguro que en un refugio. Igual y toca la buena y abren la puerta”, añade el joven, con la esperanza de encontrar por dónde colarse al vecino país.
Como él están decenas de migrantes que hasta ayer buscaban el descuido de las autoridades americanas para poder cruzar la frontera, ya que, aseguran, en sus países como Venezuela, Nicaragua y Colombia dejaron todo: sus casas, trabajos y familia, por lo que regresar no es una opción.
Aun y cuando son advertidos de que pueden ser víctimas de robos, secuestros o si se cruzan trozando la malla y el alambre podrían ser procesados bajo el Título 8, no desisten de poder estar frente a la Patrulla Fronteriza, como cientos de personas más que esta semana lograron entregarse en la puerta 40.
En el recorrido realizado por este diario se constató cómo para los migrantes su recorrido es mayor, ya que se les ve por gran parte del bordo fronterizo que colinda con el bulevar Juan Pablo II, en Ciudad Juárez, y en donde se ve a grupos de personas caminar con mochilas, garrafones de agua y cubriéndose del sol que azota a la frontera.
Al no poder cruzar por la puerta 35 o 36, avanzan hacia el oriente, pasando la puerta 37, 38 y 39 hasta llegar a la 40, que está a la altura del bulevar Juan Pablo II y Francisco Villarreal Torres. Ahí, en días recientes comenzaron a cruzarse cientos de migrantes, quienes esquivaron la vigilancia y fueron procesados por la Border Patrol.
Liberan a migrantes retenidos en NL
Elementos de la Policía Federal Ministerial rescataron a 41 migrantes procedentes de Honduras, El Salvador y Guatemala en diferentes operativos en los municipios de Los Ramones y General Bravo, en el estado de Nuevo León, además de que detuvieron a cuatro presuntos traficantes de personas, informaron autoridades de seguridad.
En otros hechos, la Policía de Proximidad del municipio de Apodaca detuvo a dos personas que tenían en un domicilio a seis migrantes procedentes de Ecuador y Guatemala, entre ellos dos menores de edad. Con información de David Carrizales