Ciudad Juárez.— Para algunos microempresarios la pandemia significó desaparecer o reiniciar el negocio, mientras que para los empleados representó la pérdida de un buen salario, la estabilidad e incluso caer en depresión.
Tan sólo en el último año casi 190 mil chihuahuenses pasaron de la clase media a la clase baja, debido principalmente a la pérdida de ingresos, explicó a EL UNIVERSAL el docente e investigador César Modesto Acosta, quien afirma que esa población vio mermada su capacidad de cubrir los indicadores mínimos de bienestar, que incluyen un ingreso corriente, acceso a educación y a servicios de salud, principalmente.
El académico del Tecnológico Nacional de México, Campus Chihuahua, afirma que la clase media en el estado de Chihuahua comprende, principalmente, a empleados cuyo ingreso familiar promedio es de alrededor de 20 mil pesos mensuales.
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“Hablamos de familias en donde la mamá y el papá trabajan y entre ambos logran ese ingreso, no son familias tan grandes, la mayoría tiene dos hijos, es decir, son cuatro miembros”, explicó.
Sólo salía para los sueldos
Mayra Acosta y su esposo Luis Salas forman una de las miles de familias de microempresarios afectados por la pandemia.
“Nos cambiamos la primera semana de marzo, incluso tuvimos una expo boda el día 8 y para el 15 se cerró todo y fue un shock, porque lo primero que se suspendió fueron los eventos sociales”, recuerda Mayra.
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Aunque inicialmente no era el plan hacer pasteles pequeños, Mayra y Luis vieron seriamente amenazado el futuro de su negocio ante el pago de renta y salarios, por lo cual hubo necesidad de iniciar la promoción y venta de pasteles para 12 o 14 personas.
“Hubo semanas bien complicadas en las que nada más salía para pagar sueldos, nos quedamos sin ahorros”, recuerda.
La pareja tiene dos hijas pequeñas a las que aislaron por completo ante el temor de que alguna cayera enferma y, ante la falta de servicio médico, no pudieran atenderlas debidamente.
“Nos aislamos hasta donde nos fue posible porque si alguno caía enfermo no podríamos hacerle frente a la enfermedad y al tema económico, aparte de que todo estaba muy caro, hasta las pruebas Covid-19 estaban carísimas, así que también hablamos con nuestros empleados para que redujeran los riesgos”.
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La pastelería en la que Mayra ha trabajado por años logró sobrevivir al primer año de pandemia, pero han sufrido un retroceso en su negocio y han tenido que posponer la idea de comprar un vehículo para entregas. Ahora tienen prioridad las necesidades más básicas y lograr una estabilidad económica.
El drama de perder el empleo
De acuerdo con el investigador César Modesto Acosta, otro gran sector afectado durante la pandemia han sido los empleados. Estas familias vieron mermados sus ingresos, ya que en algunos casos por lo menos uno de los miembros laboralmente activo perdió su empleo o sufrió la disminución de su sueldo a raíz de la crisis en la que se encontraban las empresas empleadoras.
Asimismo, detalló que la baja de ingresos se sumó a la imposibilidad de contar con seguridad social, lo cual provocó que estas familias dejaran de cubrir de manera holgada los índices de bienestar social que considera el Coneval. “Sí es preocupante porque se están mermando algunas condiciones de la clase media”.
Alberto es un ejemplo de este sector. Es un joven padre de familia que trabajaba como gerente en una sucursal bancaria de la que fue despedido cuando cerró la atención al público.
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Hasta hace un año, Alberto se consideraba un profesionista exitoso y con ingresos altos, pero al quedarse sin empleo en el banco ha tenido que realizar diferentes actividades no relacionadas con su profesión y con un sueldo muy por debajo del anterior.
Alberto tiene una hija pequeña y en su hogar trabajaban tanto él como su esposa; sin embargo, al quedarse sin empleo su mujer es la única que aporta a la economía de la familia.
“Me siento estancado y es como si nunca más fuera a encontrar un trabajo que me rete profesionalmente y en el que me paguen más”, asegura Alberto, y reconoce que su familia pasa por una situación económica difícil, pues los ingresos se redujeron a un tercio y teme no poder volver a conseguir un trabajo bien pagado.