Cuernavaca.— Las restricciones sanitarias por el Covid-19 desplomaron la industria de la fotografía, esos negocios en los que cada ciclo escolar padres de familia, adolescentes y jóvenes acudían a retratarse para las inscripciones y, sobre todo, para los recuerdos de fin de curso.
Todo eso desapareció y ahora todos ellos están sumidos en una crisis económica que no tiene una salida inmediata, afirma Rosario Martínez Cué, empresaria de la fotografía.
“Ahorita no hay nada que hacer, porque no hay escuelas. En febrero eran las inscripciones, era la venta de fotos infantiles, pero ya no hubo. Obviamente no habrá graduaciones presenciales, tampoco fotos de nada y, básicamente, está muy difícil la situación”, lamenta.
Este panorama provoca que ocasionalmente abra su negocio de forma sigilosa para atender clientes que requieren sus servicios, y eso es necesario, sostiene, porque se quedó sin dinero para pagar a sus empleados; “no quiero despedir a nadie, porque hay trabajadores que llevan hasta 20 años con nosotros. No podemos pagar el salario completo, mis hijos me ayudaban, pero dijeron ‘hasta aquí llegamos’ y eso es muy triste”, afirma Rosario Martínez.
La empresaria dice que continuará brindando el servicio a sus clientes porque las deudas con bancos aumentan, mientras su precaria situación económica le impide pagar los servicios de telefonía, agua y luz.
“Ahorita estoy abriendo, pero no sé cuántos días podré hacerlo porque estamos con muchos problemas económicos; debemos teléfonos, di de baja a los empleados del IMSS; a los trabajadores les debo 40 mil pesos”, lamenta.