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Chilpancingo.— Para las familias de los migrantes de los pueblos originarios que viven en Nueva York, Estados Unidos, y que han muerto por Covid-19, recuperar sus cadáveres se está convirtiendo en otro drama.
Yoloxóchitl Marcelino es na savi, del municipio de Malinaltepec, en la Montaña de Guerrero. Salió de su pueblo hace seis años.
Yoloxóchitl forma parte del Consejo de Pueblos Originarios Viviendo en Nueva York y ha visto lo que es padecer una pandemia lejos de su país.
Dice que conoce, por lo menos, seis casos que no pudieron ser repatriados porque murieron solos, en sus departamentos, donde nadie se dio cuenta y no tuvieron el dinero para atenderse: “Acá es muy caro recibir atención médica, uno sale de los hospitales con unas cuentas muy grandes”.
Otra razón es la falta de documentos y también el racismo y la discriminación que viven día a día.
Enviar los cadáveres a sus pueblos de origen es incosteable. Cuando comenzó la pandemia, el costo de los servicios funerarios era de mil 200 dólares; ahora puede llegar a los 8 mil, impagable para los migrantes.
“La mayoría de nosotros venimos con planes de regresar a nuestros pueblos; por eso, la mayoría envía casi todo su dinero a sus familias en México, para los estudios de los hijos, para construir sus casas, para ayudar a sus padres. Acá se quedan sólo con lo de sus gastos. No alcanza para más”, explica.
La Montaña es la región más pobre y marginada de Guerrero: faltan escuelas y maestros, hospitales y médicos, caminos, empleos, servicios como la electricidad, el drenaje y el agua potable.
Paulino Rodríguez Reyes es el encargado del área de atención a migrantes de Tlachinollan. Ha documentado decenas de indígenas que murieron por Covid-19 en Estados Unidos.
Las historias son similares: indocumentados que no tenían protección, derechos ni servicios. La mayoría murió en soledad, lejos de su familia y sin ayuda de ninguno de los dos países.
Algunos cadáveres han sido rescatados de las morgues gracias a la solidaridad de otros migrantes, pero la posibilidad de ayudar se ha dificultado porque, ante la crisis, muchos paisanos se quedaron sin empleo.