En su hogar, Olivia Trujillo Cortez diseña, corta y confecciona los vestidos y trajes sastres que utiliza , presidenta de México. En noviembre de 2022, el equipo de la entonces jefa de Gobierno se enteró del trabajo de Trujillo Cortez mediante recomendaciones de otras clientas, como se conoce a las grandes diseñadoras.

En entrevista con EL UNIVERSAL, la diseñadora se dice orgullosa, encantada y feliz de plasmar sus ideas en la ropa de la Mandataria federal. Olivia Trujillo hizo, por mencionar algunos de sus trabajos, el vestido con el que se casó Sheinbaum Pardo en 2023, con el que inició y cerró la campaña electoral y, por supuesto, con el que tomó posesión el

A la pregunta de ¿qué siente al vestir a la primera Presidenta de México?, la diseñadora dice: “Me siento muy orgullosa de ello, es un honor muy grande ser yo quien le diseñe sus vestidos. Aunque algunos son ideas de su equipo; muchos, pero muchos han sido 100% ideas mías, porque voy viendo qué le gusta, qué le acomoda, con qué luce mejor.

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Olivia diseñó el vestido con el que se casó Sheinbaum, con el que inició y cerró la campaña electoral y con el que tomó posesión, entre otros. Foto: de Gabriel Pano
Olivia diseñó el vestido con el que se casó Sheinbaum, con el que inició y cerró la campaña electoral y con el que tomó posesión, entre otros. Foto: de Gabriel Pano

Aparte con la figura que ella tiene, el porte… me siento encantada. Estoy muy, muy feliz”, comenta desde su taller ubicado en la alcaldía Tlalpan.

Platica que su madre le transmitió la pasión por la moda y comenzó a crear piezas para sus muñecas. A los 13 años, ya era una diseñadora y después estudió dos años en la Academia ABC, donde se graduó como profesora de corte.

Al ganar clientas y confeccionar para decenas de mujeres, su talento la llevó a hacer los primeros trajes para la Presidenta.

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“Mi trabajo se va recomendando de boca en boca. En una fiesta alguien ve un vestido que le llama la atención y pregunta: ‘¿Quién te lo hizo?’ Y me van recomendando, llegó a oídos de alguien del equipo de la doctora. Así empezó todo, se pusieron en contacto conmigo y me pidieron unos trajes sastres que le hice y pues sí le gustaron. Recuerdo uno rosita que usó cuando recibió al presidente de Colombia, lo entregué un día antes en la tarde y al otro día se lo vi puesto”, platica.

Con 10 máquinas de coser y acompañada de su esposo, sus dos hijos, su nuera, su consuegra y sus perritos, el taller está lleno de vida y del sello inigualable de Claudia Sheinbaum: el color uva. Rodeada de hilos, telas y material para diseñar, poco a poco encontró el estilo que hoy define a la Mandataria federal.

“Tenía textiles que me hacían llegar y con ellos empecé a hacerle sus blusas, que llevan bordados en el cuello, en las mangas. Cuando llegamos a los vestidos, me di a la tarea de ver qué modelo era el que le quedaba mejor, yo la veía en la televisión, fui perfeccionando hasta dar con el modelo ideal. Ya después hice el primer vestido blanco que llevaba encaje de bolillo, fue el vestido con el que se casó”, recuerda.

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A menudo, tarda pocas horas en elaborar las prendas, como el que usó en el tercer debate presidencial. Comenzó a las 8 de la noche y lo terminó a las 4 de la mañana. Hasta ese momento, Olivia nunca la había visto en persona, de hecho, la conoció a principios de agosto.

“Fue muy emocionante conocerla, sobre todo porque es una persona muy, muy linda. Me tomaron una foto con ella, me dijo que le gustaban mucho los vestidos, que le daba gusto conocerme, porque ya tenía yo haciéndole sus vestidos mucho tiempo y no me conocía y que se los chuleaban mucho. Esas fueron sus palabras”, presume Olivia.

Durante ese encuentro, la entonces presidenta electa le consultó sobre el vestido que usaría el 1 de octubre, ahí, decidieron el color y Olivia comenzó a trabajar.

“Me preguntó qué color le sugería, si oscuro o claro. Y le digo: ‘doctora, un claro le quedaría muy bien’. A lo que contestó: ‘con bordado en los puños y en la falda’. Y me dijo que le gustaba el color perla.

“Pasaron unos días y me hicieron llegar una tela, teniendo la idea, la plasmé en mi libreta para posteriormente pasarla al papel donde hago mis moldes. Realicé los moldes acomodando el diseño a su figura para que luciera lo más posible”, explica.

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Así, Olivia Trujillo hizo los moldes, trazó, cortó, armó la falda, confeccionó las mangas y planchó las piezas. El equipo de la Presidenta le regresó la prenda bordada y la diseñadora terminó el vestido. Lo armó, cosió y volvió a planchar, el 10 de septiembre ya estaba listo.

Describió el bordado que hizo Claudia Vázquez como una obra de arte. “Lo traté con cuidado para no maltratarlo; sí me puse un poco triste porque para mí, para mi equipo no hubo ningún reconocimiento”.

Explicó que los bordados se los hace llegar el equipo de Claudia Sheinbaum. Y cada que visita algún estado del país lleva algo representativo, es decir, un bordado local: “Si va, por ejemplo, a Yucatán se utilizan textiles de Yucatán, si va a Puebla, Hidalgo, Oaxaca. Yo confecciono el vestido, me avisan que va a ir a determinado lugar y elaboro lo que necesite, también checo el clima del estado al que va”.

Olivia Trujillo ha confeccionado vestidos para embajadoras, esposas de empresarios, marinos, almirantes y militares, y desea continuar vistiendo a la Presidenta de México.

“Yo con mucho gusto le hago todos los vestidos que quiera, todos los trajes que quiera, con mucho gusto, hasta que ella guste, siempre que ella quiera un vestido yo se lo voy a hacer. Le voy a hacer sus vestidos apropiados, elegantes y hermosos”, concluye.

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